La Cuarta Revolución industrial y el destino del hombre

“Dondequiera que se implanten muchas máquinas para reemplazar a los hombres, encontraremos muchos hombres que no serán otra cosa que máquinas” Louis de Bonald (1754 – 1840).

La primera gran revolución del hombre, en lo referente a controlar una fuerza externa a él, fue sin duda el fuego, luego vino la agricultura y el amansamiento, cuidado y explotación de animales, y así se fue dando un largo camino donde el hombre quería descubrir todo lo que rodeaba para poder utilizarlo como alimento, como instrumentos de trabajo o para acumular riquezas.

La primera revolución industrial fue fruto de la creación de una primera fuerza energética creada por el hombre, el vapor, luego vino la electricidad y de allí en más el hombre sigue buscando nuevas maneras de transportarse, de producir y de conquistar, siempre motivado por la ambición, el poder y la necesidad dejar testimonio de su paso por la tierra.

En el siglo XX, últimas tres décadas, aparece un nuevo espacio para ser investigado y usado por el hombre, es una nueva dimensión, la del mundo digital, pero la diferencia de los cambios que se dieron antes son muy significativos y disruptivos.

El hombre al haber agotado los escenarios de explotación externos que el planeta le ofrece decide entrar a explorar para conocer y luego transformar al propio hombre en varias direcciones. Por un lado, los estudios para la prolongación de la vida, en diferentes escenarios llegando a modelos de trans-humanos como son los ciborgs, pero éstos son los menos publicitados, los otros son los se conocen como “economía de la vida”, todos los movimientos que hacemos en el hogar, el trabajo y otros espacios se registran por miles de sensores de diferentes maneras, otros analizando las redes sociales que generan millones de datos, algo que se conoce como la “minería de datos”.

Lo perverso de este modelo es que en la medida en que el hombre pierde su valor en la economía del trabajo al ser reemplazado por robots, inteligencia artificial y otros, el hombre pasa de ser actor a objeto, su vida genera elementos de valor y no su trabajo.

Esto sería maravilloso si los millones de personas que van perdiendo sus empleos encontrarían otra opción para sobrevivir, pero esto es muy difícil y la nueva “situación” los obliga a transitar por la periferia de la periferia, o sea, al “precarismo”, una manera elegante de decir: sobrevivientes.

Hoy la tecnología no se centra en el hardware ni el software, sino en la extracción y el uso de ese enorme mundo de datos, a fin de poder controlar de manera más exacta a los millones de marginales que el sistema fabrica a pasos agigantados, para transformar la sociedad en una red, pero de control, ya que la solidaridad y sus demás complementos del hombre hace mucho los eliminó el individualismo neoliberal, base de la sociedad de consumo.

Esta nueva sociedad “idílica”, algo así como el paraíso para después de muertos, una ilusión que es más que una esperanza llevará a los grandes ideólogos de la economía de la vida, por consiguiente, líderes de la tecnología de vanguardia a sostener que en el corto plazo tendríamos que la política ha quedado libre de la corrupción, debido a que se vigila todo y así se evitan acuerdos en “lo oscurito”, por ello se desintegran los partidos y hay campañas políticas al estilo “Groupon” (la oferta más atractiva gana), los ciudadanos se unen para apoyar unas y luego se separan para ver otras ofertas.

Los grupos de presión de todo tipo se han extinguido, porque todos pueden ver en línea toda la información existente y no hay “reservada” para los lobistas, y todo está bajo control, sus agendas, lo que comen, los gastos de viaje, la vida privada. Los ciudadanos se agrupan en torno a ideas en los blogs y el delito desaparece, ya que todo es inteligente desde las puertas a la acera, y guardan memoria de lo que pasó, por ello no habrá cárceles.

Los periódicos ya no publican artículos que no les interese a los lectores, el seguimiento automático combinado con la información obtenida de las redes sociales, garantiza que todos puedan leer un periódico altamente personalizado y se ha disparado el número de libros publicados, la mayoría son auto publicados, muchos tienen finales alternativos en tiempo real, que son posible gracias a los datos que el rastreo visual arroja sobre el ánimo del lector.

Las películas se verían con lentes inteligentes, ya que solo permiten asumir una de las formas de final acorde al ánimo mientras ven el film. Ya no hay críticos literarios porque son remplazados, por la gente o por reseñas algorítmicas personalizadas.

Esto que describe Evgeny Morozov, no es lo que él piensa sino lo que venden como imagen del futuro los hoy llamados “Evangelistas del Silicon Valley”, algo que ya se cae como inviable en una sociedad a la defensiva, frente a un incremento descontrolado de la violencia y el aumento de los “estados fallidos”.

Para este joven científico nacido en Bielorrusia y formado en Bulgaria, el tema de la tecnología se ve fácil, pero es complejo y por ello define al “solucionismo tecnológico” al que interpreta las dificultades como enigmas que tienen solución y no como problemas que tienen respuesta.

Algunos de los rasgos distintivos sobre el actual debate sobre Internet y la sociedad que lo ha asimilado son: el epocalismo, que es el creer que se está viviendo una época excepcional, y a esto lo viven los optimistas como los pesimistas.

Para Andrew Keen, escritor británico – estadounidense y experto en la cultura de Internet, “el crecimiento de las redes sociales es la transformación cultural más devastadora desde la revolución industrial”. Éste critica los daños que ha causado Internet y la cultura de compartirlo todo en redes sociales que a su juicio están robando la vida interior de las personas, hoy transformada en mercancía.

El epocalismo valida intervenciones sociales radicales que de otro modo serían objeto de sospecha y de críticas, así la influencia paralizadora del epocalismo, induce a la pasividad, porque creemos que las tendencias son tan monumentales e inevitables que parecería inútil presentar resistencia.

Para Morozov, la crítica a Internet es porque entusiasma y a la vez confunde, así tenemos que Wikipedia, ha pasado de ser una enciclopedia elemental a ser modelo para pensar el futuro de la política, mientras Zynga y Facebook, se han vuelto modelos para pensar la participación cívica.

Tenemos el caso de Google, que se ha convertido en modelo para pensar la innovación empresarial y social como si tuviera una filosofía coherente, y es que la llegada de Internet fomentó el “solucionismo tecnológico” y nuevas creencias como el “Internet centrismo”.

Hoy en día se recurre con frecuencia a Internet para frenar el pensamiento crítico y excluir del debate al lego en la materia, con el pretexto del falso igualitarismo, que es una forma de ocultar el verdadero dirigismo, que tiene la red a través de bots, operados desde centros del poder.

Hoy, el destino de casi todas las historias es tener alguna vinculación con Internet y la tarea de nuestros apóstoles de la red es convertir a esas pequeñas anécdotas en cuentos de hadas sobre la marcha del proceso de Internet, como las que dicen que “una idea que llena sin esfuerzo las mentes, los bolsillos, las arcas e incluso los vacíos narrativos más flagrantes”.

Para Morozov, los escépticos y los optimistas de Internet tienen algo en común, ambos parten de que hay una noción estática de Internet ya que, si la eliminamos, nos enfrentamos a cuestiones empíricas complejas como, indagar los aspectos políticos del algoritmo o comprender el verdadero funcionamiento de las técnicas como la “inspección profunda de paquetes”.

Para Lawrence Lessig, “la red no va a desaparecer, y el ejemplo es que hoy no recordamos el mundo antes de Google, y ciertas partes de ese mundo han desaparecido, como la Enciclopedia Británica, porque se lo considera algo definitivo que llegó para quedarse”.

Estos pensadores y la sociedad creen que Internet es fija y unificada, valiosa y didáctica, potente e inconquistable y como dice Jarvis es “el futuro”. Podemos tomar distancia y observar que Internet cuida de sí mismo y de nosotros, aunque en el camino desaparece la privacidad porque así lo quieren los dioses de Internet.

La historia sigue, aunque en los extremos se toque, ya que al comienzo de la misma hubo etapas de guerras y hambrunas y el humano comía humano, hoy eso puede existir, pero como parte del mito que tiene la Internet profunda, aunque lo que se repite no es eso sino algo más grave, que es que el hombre crea máquinas que se comen el trabajo del hombre, y esta vez no es por hambre sino por avaricia y porque esos hombres perdieron los elementos esenciales del humano. Así podemos aceptar que hay hombres de solo algoritmos, pero la gran mayoría recuerda su historia, su familia y sus sueños; que no son caníbales.

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