Las armas de fuego están matando a una sociedad.

Alfredo César Dachary.

 

No pasa una semana sin que la nota roja sea una masacre en una ciudad, universidad, centro comunitario u otro lugar en Estados Unidos, y que el Presidente plantee a raíz de cada masacre limitar las armas de fuego en manos privadas, pero hay algo que no lo deja cumplir con esa grave responsabilidad, algo mayor que el poder del propio Presidente.

¿Qué está pasando, que la nación que se autodenomina, sin serlo, el adalid de la libertad, ha vuelto a los años de las guerras internas durante la época de la ley seca que dio origen a las grandes mafias?, y ¿por qué nadie puede parar estas masacres ni desarmar a la población que se siente cada día más insegura?

Una primera respuesta la da una interesante entrevista realizada a Pap Ndiaye, historiador en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, donde habla acerca de la cultura del arma de fuego en Estados Unidos, donde el académico afirma que históricamente las armas de fuego en ese país han tenido gran relevancia en el imaginario colectivo y que grupos de poder organizados en torno a su uso, como la National Rifle Association (NRA), juegan un papel fundamental en cuanto a la regulación de estos artefactos que se amparan en la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, la cual estipula que no se puede restringir el derecho de las personas a tener y portar armas.

Hay una parte importante de la población para quienes poseer un arma no es únicamente un derecho, sino de igual manera una protección indispensable, y eso ha llevado a la conformación de una comunidad de algunos millones de activistas que coleccionan armas, se entrenan regularmente, con frecuencia son miembros de la NRA, profesan un patriotismo a ultranza y se organizan eficazmente, en particular al seno del Partido Republicano.

Existe una tradición de violencia política, a lo largo de la historia del país  y como muestra tenemos que los presidentes Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy fueron asesinados, del mismo modo que personalidades como Martin Luther King y Robert Kennedy.

La otra respuesta de este académico se relaciona con saber si las armas son parte de la ideología americana, a lo que él ha subrayado que las armas de fuego no siempre han hecho parte de la cultura americana, ya que antes de la Guerra de Secesión, muy pocos americanos poseían armas, comprendiendo a los habitantes del Oeste, pero a partir de 1860, las armas se generalizaron, llegaron a ser menos caras y más precisas, fueron promovidas por los industriales del armamento y los políticos.

Las armas formaron parte de la cultura popular gracias a personajes como Búfalo Bill, cazador de bisontes, que presentará la conquista del Oeste como una historia de carabinas y colts, y casualmente la NRA fue fundada en la misma época, en 1871, y ha mantenido relaciones estrechas con el poder político hasta nuestros días.

La matanza de Columbine en 1999, una de las mayores ocurridas en un establecimiento escolar en Estados Unidos fue la oportunidad de hacerle entender por los partidistas del control de armas, pero ellos no lo entienden así y además están tan organizados como el grupo de presión de armas, muy bien representado en el Congreso y en la Casa Blanca. La NRA es uno de los más poderosos grupos de presión en los Estados Unidos, de los cuales los 4 millones de miembros muy activos contribuyeron a las victorias electorales de los republicanos, como fue el caso de la elección de George W. Bush.

La NRA se considera guardiana de la libertad constitucional, pero también actúa como una asociación de comercio, y por ello reducida a sus principios económicos, el objetivo de ésta es la de proteger a los fabricantes de armas y aumentar sus ventas, y el negocio sigue creciendo, actualmente, las armas suponen 10,000 millones de dólares anuales para la industria estadounidense.

Estados Unidos tiene la tasa de posesión de armas más alta del mundo y en base a ello tiene el mayor número de muertes causadas por armas del mundo desarrollado, seguido por Yemen, que desde hace años está en una guerra entre el norte y el sur, y hoy invadida por una “coalición” encabezada por Arabia Saudita.

Cada día, una media de 30 personas mueren en Estado Unidos por la violencia de las armas, eso sin contar el gran número que es salvado de la muerte en los hospitales o los 60 diarios que sucumben en suicidios con armas de fuego, lo cual lleva a una cifra media de 90 personas asesinadas o suicidadas por día.

De acuerdo con la web Gun Violence Archive, 9,964 personas han muerto y 20,282 han resultado heridas en 2015 por el uso de armas de fuego.

De allí que la violencia armada generó 45 tiroteos en escuelas en 2015 y 9,964 fallecidos por armas de fuego en este año, de los cuales el 60% de las muertes violentas son causadas por armas de fuego.

El número de personas fallecidas por este tipo de armas es tan elevado que incluso supera la cifra de víctimas ocurridas en las guerras en las que han participado tropas estadounidenses. De acuerdo con una investigación de Politifact, entre 1968 y 2011 murieron en Estados Unidos 1.4 millones de personas por el uso de armas de fuego.

De acuerdo con datos del Departamento de Justicia y el Council on Foreign Affairs, unas 11,385 personas han fallecido en Estados Unidos cada año en promedio entre los años 2001 y 2011. En el mismo lapso, unas 517 personas murieron en incidentes relacionados con el terrorismo, pero si este cálculo no incluyera el año 2001, cuando se produjeron los ataques contra las torres gemelas en Nueva York y contra el Pentágono en Washington, el promedio anual sería de 31 muertes.

Patrocinada por la NRA y con base en la Constitución estadounidense, la “cultura de las armas” sobrevive inmutable como un principio sempiterno de un país violento, donde el 88,8% de la población tiene un arma de fuego.

“Ningún país del mundo tiene más armas per cápita”, 270 millones en manos de civiles, argumentaba The New York Times en un editorial del 2014. Estos datos devastadores para una nación, son solo superada por México, con el mayor número de homicidios por arma de fuego, aunque la tasa mayor la detenta Honduras.

Según el Centro de Política para la Violencia (VPC), según sus siglas en inglés, solo el 3,1% de los 8,342 muertos por arma de fuego en 2012, el último año del que tiene datos, fueron delincuentes que cayeron a manos de ciudadanos que estaban ejerciendo su derecho de legítima defensa, y el otro 96,9% fueron víctimas de ataques, de acuerdo con los datos de esa organización, que defiende el control de la venta, propiedad y uso de armas.

Al mismo tiempo, a medida que las ventas de armas baten récords año tras año, como demuestra el hecho de que el sector esté creciendo a una media del 3,8% anual desde que Obama llegó a la Casa Blanca en 2009, las matanzas consideradas como actos en los que mueren más tres personas por arma de fuego, se han triplicado, según The New York Times.

Éstos son algunos datos clave para entender la prosperidad de la industria de armas de fuego y municiones de Estados Unidos:

1. El impacto económico total de la industria de armas de fuego y de municiones en Estados Unidos aumentó desde los 19,100 millones de dólares en 2008 a los 42,900 millones de dólares en 2014, lo que supone un crecimiento impactante del 125%, según el informe de National Shooting Sports Foundation.

2. El número estimado de armas de fuego en circulación en Estados Unidos se estima en 310 millones, según los datos del año 2009 presentados en el informe del Servicio de Investigación del Congreso, y esa cifra incluye 114 millones de pistolas, 110 millones de rifles y 82 millones de escopetas. El número de armas disponibles se ha incrementado un 62% desde 1994, cuando había unos 192 millones de armas de fuego en circulación.

3. Los ingresos generados por la industria de armas de fuego y de municiones de Estados Unidos en 2014 se estiman en 14,000 millones de dólares, informa IBISWorld, mientras que en 2012 la cifra llegó hasta los 6,000 millones de dólares.

4. El número total de puestos de trabajo implicados en la industria aumentó desde aproximadamente 166,000 hasta más de 236,000, lo que supone un crecimiento del 58% entre 2008 y 2014, según revela el informe de National Shooting Sports Foundation de 2014. El año pasado el salario promedio anual en el sector era 52,000 dólares, mientras que en 2012 fue de 47,000 de dólares, según el informe correspondiente.

La tragedia de las armas tiene un beneficiario directo: la industria armamentista, que se alimenta de la paranoia interna en Estados Unidos y la externa que tienen los gobiernos, para consolidar su poder muchas veces ilegitimo, ambos son mercados que a la hora del balance, éste se mide en víctimas.

Éstas son también las armas que abastecen a los ejércitos privados e irregulares de la economía criminal, que también tienen en esta industria un aliado importante. En fin, entre los negocios lícitos e ilícitos esta industria de la muerte, sigue más viva que antes pero a un costo muy elevado para la sociedad norteamericana, que lo está asimilando como una “cotidianidad”.

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