Estados Unidos vs. Rusia.

“Yo podría dirigir mi negocio y gobernar al mismo tiempo. No me gusta la forma en que se ve, pero sería capaz de hacerlo si quisiera” Donald Trump.

Alfredo César Dachary.

 

Sería muy elemental pensar que todo el aparato de seguridad de Estados Unidos en sus procesos electorales y en la vida misma del país están sujetos a la intrusión de hackers rusos o de otros países. El tema no es nuevo y es más interno de Estados Unidos que externo, como fue el caso del ex soldado, hoy transformado en Chelsea Manning, que logró filtrar más de 700,000 documentos secretos para  WikiLeaks en 2010 mientras era analista de inteligencia militar.

Es sabido por todos que Estados Unidos ha tenido una estructura de vigilancia sobre todos los personajes importantes a nivel mundial, lo cual fue desenmascarado primero por Julian Assange y luego por Edward Snowden, ambos exilados, el primero en la embajada de Ecuador en Londres y el segundo en Rusia.

En realidad, Estados Unidos y Rusia tuvieron una larga lucha durante la segunda mitad del siglo XX, conocida como la “guerra fría”, un falso enfrentamiento entre la ex URSS, capitalismo de Estado, y Estados Unidos y sus aliados, capitalismo de libre mercado, hoy la situación no ha cambiado tanto, ambos son países capitalistas y potencias nucleares, única base del respeto entre estos gigantes.

Pero entonces ¿a qué se debe el nuevo conflicto entre Estados Unidos y Rusia? Ustedes recordarán que en el año 2013 fue famoso un arresto por parte del Estado ruso de unos jóvenes del Arctic Sunrise de Greenpeace, que terminó siendo más protagonismo, tradicional en Greenpeace, que un enfrentamiento, eso se dio en el Ártico.

Entonces la pregunta es: ¿por qué el Ártico es tan importante?, y la respuesta es demasiada obvia en un mundo que está comiendo todas las reservas de petróleo y gas, por lo que para la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA), alrededor del 22% de las reservas mundiales de hidrocarburos se hallan en el Ártico (Polo Norte).

Se trata de más de 412,000 millones de barriles de petróleo y el gas natural constituye el 78% de estos recursos, la mayor parte se encuentra en el sector ruso del Ártico, y según el Servicio Geológico de Estados Unidos, la plataforma continental rusa (shelf) del Ártico contiene más del 20% de los recursos mundiales no descubiertos de crudo y gas natural.

Ante tan apetecible arcón de riquezas fundamentales para el desarrollo energético, que ha hecho que los países vecinos traten de tomar tajada, como ya ocurrió con la Antártida (Polo Sur), Rusia ha hecho saber cuál es su postura ante esta situación.

Así fue como en el 2013, Putin decía «…El Ártico no solo es una región con reservas de hidrocarburos y otras materias primas, sino también la ruta de tránsito más corta desde el oeste hacia el océano Pacífico. Existe un gran interés en todo el mundo por nuestra Ruta Marítima del Norte, que ahora por el cambio climático se hace más adecuada para la navegación. Dado que Rusia tiene la flota de rompehielos más grande del mundo, vamos a desarrollar y utilizar esta ventaja económica».

Obama, “el ecologista” ha sido el mayor emprendedor en sacar petróleo en el territorio norteamericano y en la zona del golfo de México, algo compartido con México, en la zona continental destacan explotaciones en Dakota del Norte o Texas.

Según la Administración de Información de Energía (EIA), Estados Unidos producirá 9,3 millones de barriles por día en 2015, su mayor nivel desde 1972. La Agencia Internacional de Energía ha ido más allá en sus pronósticos y ha estimado que el país se podría convertir en el principal productor de petróleo en el mundo, superando a Arabia Saudita y Rusia.

En 2013, cerca de un 40% del petróleo consumido por Estados Unidos fue importado, el nivel más bajo desde 1991. Los cinco países principales que suministran petróleo son Canadá, México, Arabia Saudí, Venezuela y Rusia.

Pero la emergencia del Ártico como la gran reserva, pone freno a la creación de la imagen de Obama como el Presidente que logró llevar al liderazgo del petróleo a Estados Unidos y con ello profundizar la hegemonía mundial, allí aparece Rusia, y de allí el mayor encono, para este Presidente que quería llegar a la historia.

El primer encuentro en Londres del Presidente ruso, Dmitri Medvedev y su par estadunidense, Barack Obama en abril del 2009, generó un acuerdo para que ambas naciones encararan el reto de enmendar los antagonismos exacerbados por ocho años de mandato republicano en Washington.

La buena voluntad expresada en la capital británica por los dos estadistas y su coincidencia en el propósito de una reducción nuclear despertó en muchos la esperanza de un mejoramiento de los nexos entre las dos principales potencias atómicas del planeta.

En la XVII Asamblea del Consejo de Política Exterior y Defensa de Rusia, integrado por líderes partidistas, expertos y empresarios que representan a todas las fuerzas políticas, el Ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, sostuvo que el Kremlin estaba dispuesto a cooperar con la administración del Presidente Obama, pero avanza con prudencia y sin una actitud excesivamente optimista. Eso fue el Obama del primer período de gobierno, luego esto cambio.

Geólogos de la Universidad de California en Los Ángeles creen que la disminución del hielo en la región permitirá a los países utilizar activamente las rutas marítimas. Rusia tiene mucho que ganar: el período de navegación en la Ruta Marítima del Norte se alargará, incluso la necesidad de utilizar buques rompehielos podría desaparecer en un futuro lejano y hay predicciones más radicales, de acuerdo con las cuales la vía navegable a lo largo de la costa norte de Rusia como la ruta de transporte más corta entre Europa y Asia será capaz de competir incluso con los canales de Suez y Panamá.

Para culminar la tragedia, el nuevo Presidente de Estados Unidos no acatará las restricciones para evitar el aumento del calentamiento global, lo cual podría considerarse como una actitud que termina beneficiando a los intereses de Rusia. Pero tampoco se puede olvidar que Obama negoció con los rusos estos temas, por lo que Rex Tillerson, ex jefe de la petrolera Exxon Mobil, es el Secretario de Estado, o sea, el Ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.

Al llegar a ser Presidente de Exxon Mobil, la firma petrolera más grande del mundo, Tillerson negoció un acuerdo energético multimillonario con los rusos, por lo que Vladimir Putin le entregó en 2013 la Orden de la Amistad, una de las máximas distinciones que se concede a extranjeros en Rusia.

La República Rusa ha sido uno de los pocos países del mundo que están luchando por el Ártico en la ONU, por lo que firmó la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, y en 2001 presentó a la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU su solicitud para establecer los límites exteriores más allá de la norma prescrita para todos de 200 millas náuticas (hasta 350 kilómetros).

Así Rusia amplía los territorios en los mares de Barents, Bering y Ojotsk y en la parte central del océano Ártico. Los miembros de la Comisión, tras examinar la solicitud, pidieron a Moscú que les mostrara pruebas adicionales de que las cordilleras submarinas Lomonosov y Mendeléiev pertenecen al continente.

El trabajo de justificación de la solicitud rusa está siendo realizado por la Academia de Ciencias, el Ministerio de Defensa y otras instituciones. Según Jramov, el potencial de recursos de la parte rusa de la plataforma continental es de unos 100,000 millones de toneladas de crudo y de gas; las reservas confirmadas son 10,000 millones de toneladas. Las reservas potenciales, teóricamente, podrían mantener el nivel actual de extracción de petróleo y de gas durante 100 y 120 años, respectivamente.

La dificultad en la determinación de los límites exteriores de la plataforma continental ampliada, porque las cordilleras submarinas Lomonosov y Mendeléiev  son una extensión geológica de su plataforma continental, podría llevarlos a obtener derecho a unas superficies árticas adicionales de 1,2 millones km² para la extracción de petróleo y gas en el área del triángulo Chukotka – Murmansk – Polo Norte.

Los datos importantes para apoyar la solicitud rusa ante la ONU fueron obtenidos durante las expediciones del científico ruso Arthur Chilingarov, quién aseguró que el significado de la estrategia rusa en el Ártico consiste en que «no vamos a entregar el Ártico a nadie».

Hoy ambas potencias tienen una devastadora capacidad nuclear, lo cual es en cierta medida una garantía de equilibrio, pero el drama sería que el Ártico hoy se transforme en un campo primero guerras convencionales y luego de explotación intensiva para destruir uno de los grandes ecosistemas del planeta.

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