Dr. Alfredo César Dachary

Los verdaderos cambios son muchas veces imperceptibles y la sociedad los va absorbiendo hasta que asume su existencia. En estas líneas hacemos el recuento de algunos de ellos, que son tanto “naturales” como sociales”, aunque en el fondo esa separación es relativa ya que todo termina siendo opción del hombre, en forma directa o indirecta.

La familia digital

Tenemos el caso de la denominada familia digital, que es el fruto de la relación entre las nuevas tecnologías y los niños, los nuevos guías para los ciegos digitales de edad madura, y esto ha dado lugar a las nociones de la «familia digital», que las diferentes grandes corporaciones las han tratado de captar dándoles un nombre propio a estos nuevos tipos ideales como: “hogar digital” según Microsoft , para la agencia Keesie / Jeroen Boschma es Generación Einstein o para la Fundación Telefónica la “familia integrada”.

En la última década, las multinacionales, los gobiernos, las agencias de marketing y de investigación han estado construyendo estos materiales que muestran un nuevo ideal de la familia, supuestamente integrado y basado en las nuevas tecnologías de la comunicación, que ha surgido desde el cambio de siglo, período en el que se consolida la “cultura digital”.

En esta redefinida constelación de intereses en el desarrollo de los niños cada vez más pequeños y el ejemplo sería el neonato digital, se pone énfasis en sus familias que han acompañado con mayor énfasis las oportunidades educativas asociadas a las TIC´s y la alfabetización digital, y a las escuelas por su papel cada vez más prominente en la educación asociada con las nuevas tecnologías.

Esta familia forma parte de la generación posterior a la de los milenaristas, que arranca en 1980, ya que ésta comienza con el nuevo siglo, y va a reflejar en el futuro profundos cambios en la educación formal estructurada inicialmente en la época en que comienza la revolución industrial, la que alojaba a la fábrica en un solo lugar frente a la dispersión posfordista de hoy y el trabajo a distancia o en red.

Aumentamos en tamaño y nos reducimos en fertilidad

Según el biólogo Jean-Francois Bouvet, el ser humano es cada vez más grande, más gordo, más precoz sexualmente y también menos fértil: el homo sapiens sufre una evolución inédita en 200,000 años de existencia y, a su vez, es la primera vez en su historia, en que la modificación del entorno por el hombre es el principal factor de su evolución, que se sobrepone a la selección natural.

Este biólogo francés en su reciente libro “Mutantes, ¿cómo seremos mañana?, explora la multiplicidad de las transformaciones, a veces radicales, que afectan a los seres humanos en diversos ámbitos desde hace décadas, como la estatura media de los franceses, por ejemplo, que ha aumentado en casi cinco centímetros en 30 años, mientras que la proporción de obesos se ha casi duplicado en la última década y media, alcanzando al 15% de la población, al igual que la llegada más temprana de la pubertad, sobre todo en las chicas.

La gran contradicción está en que esta precocidad sexual viene acompañada de una fertilidad en caída libre, donde a escala planetaria, detalla, la concentración de espermatozoides en el semen se ha reducido en promedio 40% en los pasados 50 años. Así mismo, el hombre parece además ser cada vez menos masculino a juzgar por la reducción del nivel de testosterona y la suavización de otros rasgos biológicos asociados a la masculinidad.

¿Cuáles son las causas de estas transformaciones tan rápidas, además de los factores genéticos? Este biólogo plantea el big bang químico creado por el hombre, que se está convirtiendo en un “homo perturbatus”, y saca a colación una lista de productos químicos de siniestra reputación: el bisfenol A, ftalatos, DDT, atrazina y otros pesticidas, entre otros.

Frente a esta amenaza a la reproducción del humano, la medicina tiene los remedios para algunos de estos males, ya se ha logrado en ratones la fabricación de espermatozoides en laboratorio a partir de células madre, y en el futuro se perfila el útero artificial. Todo cambia de la tecnología al hombre.

De la fertilización a la “copia”

Hace cuatro décadas comenzó una de las aventuras modernas más ambiciosas del hombre, la intervención de la ciencia en la reproducción, un tema que era ya reconocido por la ciencia ficción, y esto comenzó a hacerse realidad el 5 de marzo de 1972, un titular de The New York Times afirmaba: “Se hace realidad el mito de Frankenstein, ya se dispone del espantoso conocimiento necesario para fabricar copias exactas de seres humanos.

El «espantoso conocimiento» al que hacía referencia The New York Times ya era conocido en el mundo de la ciencia, ya que en 1969 la revista Nature publica un artículo con el título de Primeras etapas de la fertilización in vitro de ovocitos humanos madurados in vitro«. El estudio, firmado por los investigadores Robert Edwards, Barry Bavister y Patrick Steptoe, era el primero en confirmar que la creación de un embrión fuera del útero materno era posible en el mundo real de la época.

En julio de 1978, casi diez años después de la publicación del polémico artículo, Steptoe, en una conferencia de prensa, aseguraba algo que se transforma en una profecía y es “el principio del fin, sólo el fin del principio» era el momento del nacimiento de Louise Brown, la primera niña concebida por reproducción asistida. Pero la “profecía” de Steptoe llega a nuestros días, cuando la prestigiosa revista Science ha publicado un artículo que habla de cómo la tecnología ha superado a la ética en el posible diseño de un bebé.

Como explica Thomas Murray, investigador en el Centro Hastings de Bioética y autor del trabajo, «¿Cuánto poder deben tener los padres para elegir quién será su hijo? Dadas las mejoras de las tecnologías genéticas, genómicas y reproductivos que otorgan a los padres la posibilidad de prevenir enfermedades mortales en los niños que todavía no han nacido e incluso para seleccionar rasgos como el sexo, el consenso profesional sobre la forma en que deben utilizarse se queda atrás.

En Estados Unidos se permite elegir el sexo e incluso se permiten los úteros de alquiler. Lo mismo ocurre en México. El primer niño europeo cuyo sexo había sido solicitado por sus padres nació en 2003 en una clínica de Bélgica. Sin embargo, esta práctica continúa planteando cuestiones éticas y legales que dividen a los expertos.

Hacia una dieta global

La globalización tiene muchos y diferentes campos desde la unificación del idioma, en este caso el inglés, a las de la educación y las tecnologías, pero va mucho más allá en su afán por hacer todo parte del consumo y que éste sea masivo para poder generar mayores ganancias, aunque el hambre hoy sigue siendo una de las mayores amenazas.

La alimentación es cada vez más parecida, a pesar de las importantes diferencias culturales que aún perviven, por lo que la ingesta mundial de alimentos depende, progresivamente, de unas pocas variedades de cultivos, como el arroz, la soja, el trigo y el maíz, que se imponen en detrimento de otras producciones como la del mijo, la yuca, el centeno, el sorgo o el camote.

¿En qué está la amenaza entonces?, en el hecho de que si la alimentación depende de unas pocas variedades de cultivos, ¿qué puede suceder ante una mala cosecha o una plaga, en medio de un mundo cambiante y amenazado por el cambio climático global, que nos lleva hacia un mundo con más comida, menos diversidad y mayor inseguridad alimentaria?

De allí que la soja, que hasta hace poco años era irrelevante, se ha convertido en indispensable para tres cuartas partes de la humanidad, y el trigo o el arroz se han extendido a gran escala, siendo consumidos hoy por un 97% y un 91% respectivamente de la población mundial.

En la homogenización de los gustos se ha logrado imponer, una alimentación occidentalizada, por el grupo que tiene acceso a esto, menos de la mitad de la población mundial, y es el consumo de carne, productos lácteos y bebidas con azúcar, que representan a los mercados alimentarios con intereses empresariales claros.

De allí el estudio “Aumentando la homogeneidad en las cadenas alimentarias globales y las implicaciones en la seguridad alimentaria” que predice una “dieta globalizada”, lo que es “una amenaza potencial para la seguridad alimentaria”, porque a pesar de consumir más calorías, proteínas y grasas que hace cincuenta años, nuestra alimentación es menos variada y es más difícil ingerir los micronutrientes necesarios para el organismo.

De la familia digital con los nonatos digitales a la fecundación in vitro, la reducción de la fertilidad de la especie a la dieta global, el hombre cambia en lo físico y mental, mientras la tecnología crece en lo físico, se hace más poderosa y más pequeña y su capacidad y posibilidades son impensables, ¿es esto el prólogo del principio del fin?

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