[testimonials design=»clean» backgroundcolor=»» textcolor=»» random=»no» class=»» id=»»][testimonial name=»Albert Einstein» avatar=»none» image=»» image_border_radius=»» company=»» link=»» target=»_self»]“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”[/testimonial][/testimonials]
Dr. Alfredo César Dachary
Hoy se repite como una especie de verdad absoluta que el turismo es la “salida” económica para una región, un pueblo y hasta un país; esa verdad tiene facetas diferentes y no se puede confundir crecimiento del turismo con desarrollo de la ciudad de acogida, región o Estado, porque uno no implica el otro.
El crecimiento es en la producción, venta o ampliación del mercado; el desarrollo implica que los beneficios se redistribuyen en la mayor parte de la sociedad, ya que si bien unos participan de esta actividad económica en el clúster del turismo otros lo reciben en mejores servicios, apoyos y oportunidades de empleo.
El turismo es un modelo de desarrollo propio del actual sistema y como tal puede pasar del crecimiento al desarrollo, con lo cual cumple con la verdadera función del modelo o quedarse sólo en el crecimiento y generar un “desarrollo” asimétrico donde la gran riqueza de unos pocos es lo opuesto a la gran pobreza de las grandes mayorías.
Esto es lo que ha ocurrido en los dos mayores corredores turísticos de México, la Riviera Maya y la Riviera Nayarit – Puerto Vallarta. En ambos, el crecimiento ha sido la meta y el desarrollo ha sido sólo el discurso hueco de los hombres del poder, que nunca han intentado aterrizarlo en una verdadera estrategia para atenuar las grandes contradicciones existentes.
Cuando en el 2013 se lanzó la Cruzada Nacional contra el Hambre y se realizó la lista de los 400 municipios que sufrían este flagelo, emergen el Municipio de Benito Juárez, donde está Cancún, el de Acapulco, Ixtapa, Los Cabos y los denominados “pueblos mágicos” entre los más conocidos; allí quedó al descubierto lo que venimos afirmando hace varias décadas respecto al modelo de desarrollo del turismo.
La Riviera Nayarit y Puerto Vallarta no salieron en la lista de los 400 que luego se elevaron a más de 500, pero eso no significa que uno es más exitoso que el otro que sí aparece, por oposición el crecimiento de la Riviera Nayarit ha sido más intensivo y sus beneficios al sector empresarial principalmente a los inversores españoles muy elevados.
Bahía de Banderas está considerado en el Estado de Nayarit como el municipio más rico, con 83,739 habitantes para el 2010, los indicadores oficiales de pobreza del municipio eran de 37.6% de pobres, 36.7% en condición de vulnerables por carencias sociales y 7.8% vulnerables por ingresos, o sea, que el 18% de la población no vive en la pobreza.
El municipio de Puerto Vallarta, con 184,722 habitantes, no tiene mejor situación según las estadísticas oficiales del CONEVAL del 2010, ya que sólo el 19.8% de toda la población, unos 37,000 habitantes, no viven en la pobreza o están en condiciones de vulnerabilidad, lo cual se ajusta a la media de todo México.
En este municipio la pobreza es del 45.5%, pero además hay que sumarle los grupos vulnerables por carencias sociales que son un 24.1% y los grupos vulnerables por ingresos 10.6%, o sea, que el 80.2% de la población está entre la pobreza y la vulnerabilidad, según cifras oficiales.
¿Cómo estará Cancún, municipio de Benito Juárez, que su media es mayor que ésta al igual que Acapulco, Ixtapa o Los Cabos entre los más connotados destinos del turismo internacional de México, con grandes deficiencias alimenticias?
La Riviera Maya, pese a la gran crisis que estalla en el 2008 y que afecta a los países centrales incluido Estados Unidos, ha tenido una corta recaída pero ha logrado, a partir de diversificar sus productos y mercados, mantener el liderazgo del turismo en México, salvo en el turismo de cruceros cuyo centro era Cozumel, cuya caída ha sido significativa, aunque hay constante recuperación.
Bahía de Banderas, como región, el Municipio nayarita y Puerto Vallarta, más allá de la Riviera Nayarit, que aún está en ideas, ha tenido una recuperación más lenta y no se ven nuevas propuestas, salvo en el caso del Municipio de Bahía de Banderas, con grandes áreas disponibles, donde crecen nuevos hoteles y fraccionamientos de lujo para un potencial turismo residencial.
A primera vista se ve la región que divide el río Ameca y que corresponde a dos Estados como un gran destino que tiene posibilidades muy grandes de expansión, ya que en el desarrollo del turismo la industria de la construcción es la gran locomotora para la ampliación territorial de éste.
Pero ese gran corredor, ciudad lineal o región turística, no es un todo homogéneo, sino que tiene diferentes niveles de desarrollo y distintos atractivos aunque ambos estén en una misma región geográfica y turística.
Eso ha llevado a que de manera general, se sienta que hay una percepción de las sociedades de acogida muy diferentes, que a la vez son la expresión de lo que la gente siente, lo que ve y el discurso de sus líderes, ya sean del sector público o privado.
Vallarta ha quedado encerrada en medio de una de las regiones con mayores atractivos para el desarrollo del turismo, la zona de la montaña con poblaciones excepcionales como San Sebastián del Oeste y muchas más y el municipio de Cabo Corrientes, anclado en la lucha agraria y con la imposibilidad de ser la continuación del desarrollo en la bahía, en otros niveles.
Esto lo siente la sociedad, que ve pesimista a sus liderazgos o ambivalentes, un tiempo optimista y luego pesimista según como venga la temporada, con una situación política donde las ambiciones de pocos le hacen perder un trienio a muchos, pero que pasará desapercibido porque lo que le antecedía tampoco ha tenido trascendencia, la crisis de liderazgo político también marca a la ciudadanía.
Por oposición, Bahía de Banderas, si bien no es el ejemplo a seguir en desarrollo para la percepción de la sociedad, se ve que es un municipio en movimiento, con una crisis política de líderes y carente de una verdadera dirigencia, esta crisis no logra superar la percepción de éxito de la sociedad, que da por una sola razón, los mismos que hoy opinan son los que hace una década no imaginaban lo que sería o lo consideraban una quimera.
Se trata de percepción por comparación histórica, de sensación por visibilidad del incremento de infraestructura, de servicios en la población, de nuevos centros tanto poblacionales como comerciales, que ratifican ese análisis de corta historia que vive gran parte de la sociedad, lo cual no significa que hay desarrollo sino una percepción mejor que implica una mayor esperanza que éste llegue.
Para Nayarit, Estado y gobierno, Bahía de Banderas y el turismo es la locomotora y el centro de demostración de un Estado nuevo que ha salido del mundo agrario y ha entrado a competir con grandes posibilidades en la economía de los servicios, en la industria de la construcción, y todo lo que compone el amplio clúster del turismo.
Ha existido continuidad en el proyecto, lo cual significa que más allá de que el gobierno continua siendo de un mismo partido, hay una idea central que éste es el motor de la modernización del Estado, lo cual puede ser discutible pero en el corto plazo genera un percepción de éxito.
Por oposición, Puerto Vallarta es el principal destino turístico de Jalisco pero no el proyecto bandera del gobierno del Estado que pasó, los dieciochos años del gobierno del PAN y el actual del PRI.
La asimetría histórica que ha existido entre el viejo cantón de Nayarit dependiente de Jalisco, hoy Estado soberano ha servido de manera inversa como motor para el cambio y se ha montado en una sensación de éxito que forma parte de la transformación de una sociedad agraria tradicional en una más moderna y multicultural cuya vanguardia la tiene el municipio de Bahía de Banderas, obra del visionario gobernador Celso Delgado, hoy ciudadano ilustre de este Municipio.
El corredor Costa Alegre, tantas veces reinventado tantas otras anulado u olvidado, ha comenzado a revivir, y con ello Jalisco apuesta a un nuevo tiempo en el desarrollo del turismo, algo que debe liderar el Estado con infraestructura y apoyos y hacerlo realidad la inversión privada, quizás con eso cambien la percepción, que es lo que todos los que queremos a Vallarta deseamos.
Siempre hay opuestos, es una lógica de la dialéctica, y así como la percepción del desarrollo de turismo es más baja en Puerto Vallarta, en la centralidad económica, cultural y de servicios el puerto es el líder, con lo cual se ha dado una complementación, que va transformando a la antigua población de pescadores en uno de los referentes urbanos de la costa, no sólo de Jalisco sino del Pacífico central.
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