China y la geopolítica del turismo

“No hay tierras extrañas. El que viaja es el único extraño” Robert L. Stevenson.

 

El turismo es definido a partir del desplazamiento de una persona fuera del lugar de residencia, conceptualización válida para ejercer el oficio en un hotel, una agencia de viaje y los sistemas de transporte, entre otros.

Pero al hablar de turismo como un modelo de desarrollo característico del capitalismo, antes había viajeros, esa conceptualización inicial es muy limitada y obsoleta, por muchas razones, no toma en consideración la sociedad de acogida, los impactos culturales, sociales y económicos del turismo y el papel de éste en las políticas nacionales, algo a lo que pretendemos llegar en una visión geopolítica del turismo.

Julio Aramberri, exdirector de Turespaña y profesor de Turismo, con experiencia en América y Asia además de la propia de europeo, plantea un tema que ya emergió de las estadísticas del 2016 de la Organización Mundial de Turismo (OMT), que es un cambio de la geografía del turismo especialmente de los nuevos emisores.

En una larga entrevista que realiza en este año afirma que «China tiene una estrategia, hacer valer en el mundo el peso de su economía también como un peso político y ser la contrapartida a Estados Unidos y prevé que hacia el año 2025, cerca de 200 millones de turistas chinos viajarán al extranjero, por lo cual el eje del mundo y el futuro inmediato está en esa parte del planeta, aunque nos duela a los europeos».

El académico, que en la actualidad vive en Camboya, ha tenido experiencia académica en China y Vietnam, lo que le ha permitido conocer de cerca la región económica más vibrante del mundo e interpretar lo que está sucediendo allí, con repercusiones sobre la geopolítica global y la industria turística.

Al preguntársele sobre la nueva geopolítica y sus ejes, el profesor afirma que ya se ha desplazado desde Occidente a la cuenca del Pacífico, algo que entendió Barak Obama y por ello pretendió organizar el Tratado Comercial Transpacífico con los países ribereños a ambos lados del océano, algo que el nuevo presidente Donald Trump bloqueó, al sacar a Estados Unidos de esas negociaciones. Pero efectivamente él cree que el eje del mundo y el futuro inmediato está en esa parte del planeta, aunque duela a los europeos.

Al preguntarle sobre las causas del cambio de eje asociado a la demografía, el catedrático sostiene que es porque allí hay algunas de las economías más pujantes del mundo y, si se habla de Estados Unidos, sería su zona oeste, la que bordea el Pacífico, la que previsiblemente vaya a intervenir más en todo lo que tenga que ver con el comercio internacional, viajes de personas, por ser la más dinámica de ese país.

China, además de su gran extensión y población, tiene muchas áreas en las que está desarrollando un turismo de futuro, que lo posicione mundialmente y que a la vez permita que sea mejor conocido el país; tomaremos dos zonas complejas de este mapa geopolítico.

La primera para el académico Julio Aramberri es un punto caliente de Asia: el Mar de la China Meridional, donde el gigante asiático está construyendo islas artificiales y nuevas bases militares para controlar la ruta comercial más importante para Asia. Aunque una sentencia del Tribunal de Arbitraje de La Haya ha declarado que no tienen título jurídico para decir que ese mar es suyo, ellos están dispuestos a decirlo y a enfrentarse con quien haga falta. ¿Va a traer eso un conflicto de mayores proporciones? Es difícil saberlo. Lo cierto es que los chinos se sienten ahora más seguros en esa área.

Para otros análisis de la zona, un ejemplo de actividad es el gran atractivo de las islas de este mar para bucear o hacer surf, también para turismo de bodas entre otras sugerencias, propias de una agencia de viajes, pero sin embargo las plantea Xiao Jie, el alcalde de Sansha y responsable en China de las islas Paracelso, un archipiélago del mar de China Meridional que se disputan Vietnam y China. Una oferta que convierte a los turistas chinos en un pacífico ejército de ocupación para justificar las reivindicaciones de soberanía de Pequín sobre estas aguas, que recientemente ha negado el Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya.

La emergente clase media china está ávida de viajar y conocer sitios nuevos y las reclamadas Paracelso “son un grupo de islas perfectas para el turismo, los deportes acuáticos y las bodas románticas”, ha dicho recientemente Xiao Jie al diario China Daily, quien añadió que “vamos a desarrollar algunas islas y arrecifes para dar cabida a un número selecto de turistas”. Proyecto que prevé que haya hasta ocho barcos ofreciendo cruceros por estas aguas en el 2020.

La iniciativa es relativamente reciente, ya que el primer buque cargado de chinos curiosos de conocer de primera mano este “misterioso sur” que reivindica su país zarpó de Sanya, la ciudad más al sur de la isla tropical china de Hainan en abril del 2013. Desde entonces, más de 30,000 han participado en estos cruceros que tienen mucho de reivindicación nacionalista y poco de viaje de placer, según los propios viajeros.

La travesía dura cuatro días, pero en realidad el público sólo dispone de dos para explorar las tres islas que incluye la excursión. El resto del tiempo se lo pasan navegando por el mar de China Meridional, ya que llegar a las Paracelso supone unas doce horas de singladura desde Sanya. Un viaje por el que a cambio de disfrutar de un paisaje con playas de arena blanca y agua cristalina y “eventos patrióticos”, como prometen los organizadores, los turistas pagan entre 4,000 y 5,000 yuanes (entre 550 y 700 euros), según Xiao Jie.

Pero las emociones nacionalistas son limitadas. Se circunscriben a desembarcar en las islas de Yinyu, Quanfu y Yagong, que Pekín reclama como partes de China, realizar un juramento de amor a la patria y asistir al acto de izar la bandera. Una ceremonia que se desarrolla en la mayor de las islas, Quanfu.

Este modelo de ocupación por el turismo, no es nuevo y ha servido para reciclar antiguas colonias al capitalismo moderno, en el Caribe, el Pacífico y el propio Mediterráneo.

El otro gran frente donde China ha generado una estrategia de amplio espectro: comercio, conectividad e integración es el mega proyecto de la Ruta de la seda que se da en varias dimensiones, desde la marítima a la terrestre y otra por ferrocarril.

El proyecto turístico Ruta de la Seda de Chinese Friendly es uno de los más ambiciosos, ya que es una apuesta por volver a dotar de vida a esta mítica ruta que tanto hizo por el intercambio comercial, cultural y el crecimiento de respeto mutuo de dos civilizaciones tan lejanas y distintas como la europea y la asiática, conocida por los relatos de Marco Polo.

Para conseguirlo se ha creado una red que localiza una oficina de Chinese Friendly, en cada uno de los países más importantes que conforman el recorrido: Beijing y la propia Xian en China y los socios en Kazajistán, Uzbekistán, Rusia y, próximamente, Irán.

La World Tourism Cities Federation es una de las apuestas más importantes del gobierno chino en materia turística, con un objetivo similar a la OMT, que pretende crear un entramado de alianzas alrededor del mundo para que las capitales más importantes de cada país aúnen esfuerzos en pos de lograr avances en el ámbito turístico. Con especial atención a las relaciones chinas con el resto de países e instituciones del sector.

Chinese Friendly es el representante oficial de la Silk Road Chamber of International Commerce (SRCIC) uno de los entramados privados de inversión más importantes de todo el territorio chino que tiene como objetivo el promover el renacimiento de la Ruta de la Seda como contexto inmejorable para el desarrollo de proyectos y oportunidades de negocio.

La SRCIC desarrollará complejos turísticos en los que el viajero podrá experimentar de primera mano la manera de viajar de los antiguos comerciantes que recorrían la ruta con las comodidades actuales. Un proyecto interesantísimo y evocador, que además se complementa con proyectos culturales que promueven el intercambio de conocimiento entre Oriente y Occidente a lo largo de todo su recorrido.

Los Ministros de la Ruta de la Seda de la OMT celebraron su octava reunión durante la Feria de Turismo de Berlín (ITB) en este 2018, centrándose en la proyección a largo plazo del turismo en los itinerarios históricos de la Ruta de la Seda y en cómo convertirla en la más importante ruta turística transnacional del siglo XXI.

Bajo el lema «Agenda Turística de la Ruta de la Seda para 2025», los ministros y jefes de las administraciones nacionales de turismo compartieron sus principales ideas y estrategias, en las que participan 34 países, incluido Malasia, que ha sido el último en sumarse a esta iniciativa liderada por la OMT.

El trabajo conjunto que han realizado para hacer de la Ruta de la Seda una ruta cultural cohesionada y reconocida en el mundo entero está resultando ser muy positivo, y en los países a lo largo de la Ruta hay cada vez mayor conciencia de la contribución del turismo a la conservación de la cultura, la cohesión regional y la comprensión intercultural. Cada vez hay más proyectos transfronterizos, y el interés de las empresas y los consumidores por la Ruta de la Seda sigue en aumento.

Asociada en primer lugar a las rutas interiores, la histórica Ruta de la Seda incluye también una extensa red de itinerarios marítimos que unen diversas culturas. En este contexto, la OMT ha evaluado el potencial turístico de los itinerarios temáticos de la Ruta de la Seda en Asia y ha aprovechado la ocasión de la reunión de este año para presentar el estudio «Tourism Impact of the 21st century Maritime Silk Road» (El impacto turístico de la Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI), preparado junto con Sunny International.

La labor de la OMT en el ámbito de la Ruta de la Seda tiene como última finalidad lograr que las comunidades locales que viven a lo largo de la Ruta puedan beneficiarse en la mayor medida posible del desarrollo del turismo, a la vez que se estimulan las inversiones y se promueve la conservación del patrimonio natural y cultural de la Ruta.

Así, China integra el turismo a su estrategia geopolítica entre sus vecinos y, a la vez, amplía su influencia regional haciendo del turismo un instrumento fundamental, como ha sido en otras coyunturas a nivel mundial.

Agregar comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *