Davos 2018: la cuarta revolución industrial y sus amenazas

“No estaba prediciendo el futuro, estaba intentando prevenirlo” Ray Bradbury.

Alfredo César Dachary.

En la noche antes de dormir, la televisión para algunos puede ser un mecanismo de atracción del sueño, pero estos últimos días viendo la nueva saga de cinco capítulos de Black Mirror ha sido todo lo contrario.

No se trata de capítulos de terror al estilo tradicional, sino que es una caminata por la calle con la posibilidad de chocar el futuro, que ya está entre nosotros, pero nuestros mecanismos de defensa lo subestiman o lo idealizan, dos maneras de “lidiar” con lo que viene.

El hecho que lo que hoy es cotidianidad desaparezca y lo asumimos mucho tiempo después es mi temor, porque nos acostumbramos a los grandes cambios sin entender plenamente si nos benefician o no. Para las grandes corporaciones mundiales que los promueven, el destino es muy claro: mayores beneficios y mayor poder sobre esa iglesia que se llama mercado.

Este tema no estuvo fuera de agenda en Davos y los diferentes informes lo ratifican como el futuro que ya llegó, la cuarta revolución industrial, que se diferencia de las tres anteriores porque es la de mayor impacto hasta hoy. El cambio no es tecnológico, no nos engañemos, es social y, por ende, político, por ello lo tecnológico va a la cabeza por ser el disfraz que toma prestado para pasar más desapercibido.

Pero detrás del mensaje está la verdad y eso lo vemos en el informe oficial donde se plantea que se está transformando prácticamente cada actividad humana: la forma en que hacemos las cosas; la forma en que usamos los recursos de nuestro planeta; la forma en que nos comunicamos e interactuamos entre nosotros como humanos; la forma en que aprendemos; la forma en que trabajamos; la forma en que gobernamos y la forma en que hacemos negocios.

No se habla de la sociedad, ya se habla solo de sujetos, lo que nos hace recordar a la iniciadora de esta revolución neoliberal, la no bien recordada Margaret Thatcher que decía en 1987: «…No hay tal cosa como la sociedad. Hay hombres y mujeres y hay familias».

Esas familias, hombres o mujeres individualmente no tienen poder, por ello está la sociedad que organizada define su futuro, aunque hoy sea aceptarlo o no integrarse.

En una década, los teléfonos inteligentes y antes las computadoras conectadas a Internet se encontraban en solo unos pocos sitios, hoy cubren todo el planeta. Ello ha generado que el mundo se redujera en sus dimensiones fundamentales, el tiempo y el espacio, ocupado por exceso de información que se multiplica a velocidades impensables.

Esto tiene como resultado la existencia de dos potenciales salidas a esta situación: una, la utópica, todos nos beneficiamos y, la otra, la continuación de lo que hoy vivimos, una gran mayoría de perdedores y una minoría de ganadores.

Según se afirmó en Davos, la digitalización beneficiará a los casi 10 mil millones de seres humanos que habitarán nuestro planeta en el año 2050, el mundo estará “sobre” comunicado, pero eso significa que también por ello sea desinformado o manipulado, todo dependerá de cuántos puedan realmente disfrutar de esa nueva realidad, o también pensar cuántos rechazarán una sobre automatización.

El problema de fondo es que somos nosotros, los humanos, los que construimos los algoritmos que gobiernan las máquinas y no al revés. Por ello, el problema no es lo que las máquinas hacen sino con qué fin fueron creadas y esta situación nos revela que un puñado de “genios” están hoy escribiendo el código que moldeará nuestro futuro colectivo; otros pensarán por nosotros, una forma sutil de imposición, que en el mundo anterior se denominaba dictadura.

Se considera que un gran avance ha sido lo que se llama Industrie 4.0 que les permite a los fabricantes crear un «gemelo digital» de todo el entorno de fabricación, desde el laboratorio hasta la fábrica, desde la sala de exposiciones hasta el servicio.

Así los fabricantes pueden diseñar, simular y probar productos sofisticados en el dominio virtual antes de hacer el primer prototipo físico, antes de configurar las líneas de producción y antes de comenzar la producción real.

Esto se logra porque el crecimiento geométrico de los nuevos softwares y de los equipos con capacidad para poder alojarlos y operarlos optimiza los procesos y las tareas, que realizan los humanos o las máquinas, y una vez que funcionan en el mundo virtual, los resultados se transfieren al mundo físico, a las máquinas, y cierran el ciclo informando al mundo virtual.

La integración perfecta de los mundos virtuales y físicos en los llamados sistemas ciberfísicos es el gran salto que vemos hoy, ya que se avanza con mayor certeza y capacidad, lo cual termina eclipsando todo lo que ha sucedido en la industria hasta el momento.

Estos grandes avances son gracias a la integración de la robótica a la Cuarta Revolución Industrial, la cual eliminará millones de empleos y debería crear millones de nuevos puestos de trabajo, algo que nadie garantiza porque la tendencia a robotizar no va acompañada de reemplazar humanos, sino todo lo contrario, a estos les toca mudar a la economía marginal.

Mientras el problema mundial del empleo no tiene respuesta por parte de nadie, salvo algunos pocos países, los nórdicos, que ya tienen el modelo de renta universal básica para estos futuros desempleados o jóvenes que nunca han trabajado y posiblemente no lo harán. La empresa privada plantea potenciales salidas mejorando la capacitación y el adiestramiento, pero más como una propuesta para que lo implemente el Estado, que hoy con el neoliberalismo está muy adelgazado.

Donde hay respuesta de las empresas líderes es en nuevos productos y nuevas tecnologías que genera su aplicación, utilizando nuevos procesos industriales que reemplacen a los de las etapas anteriores, lo cual es un cambio radical.

Algunos de estos nuevos productos que son consumidos por la mayoría de la sociedad y que pronto los veremos en el mercado según Davos, son: el plástico comportable, la carne vegetariana y el hormigón negativo al carbono.

La bolsa de plástico tiene un uso medio de 12 minutos, pero demora 500 años para biodegradarse, será uno de los problemas mayores de la contaminación y sus trágicas consecuencias en campos, mares, ríos y lagunas.

Los bioplásticos son el resultado de muchos años de investigación sobre alternativas plásticas más ecológicas pero funcionales, para lograrlo partieron de una base de biomasa de almidón de maíz a aceite vegetal, los bioplásticos se descomponen en materiales naturales que se mezclan inofensivamente en el suelo y el agua. El plástico de hoy ha llegado al extremo de haber construido en base a la corrupción en el manejo de basuras, especialmente en la costa Pacífico de Estados Unidos, lo que se conoce como el séptimo continente de botes, botellas, líneas y demás elementos de la basura donde domina el plástico.

Un bioplástico, el PLA (ácido polilactídico) no se distingue del plástico común y requiere solo un tercio de la energía para producirlo, y  Ecovative  es una empresa de biomateriales que presenta alternativas al embalaje plástico petroquímico. Su material de embalaje está basado en hongos que reemplaza a la espuma de polietileno y es mucho más barato de hacer.

Otro de los temas que divide a la sociedad en cuanto al consumo de alimentos es la industria de la carne de animales de granja que produce más emisiones de gases de efecto invernadero que todos los automóviles, aviones, trenes y barcos del mundo combinados.

Este avance es doble ya que por un lado va por la reducción del C02, principal agente del cambio climático y, por otro, va por un nuevo derecho que ha comenzado a emerger como el ecologismo en los 70´, el derecho al trato de los animales y, por ello, evitar consumirlo incidiría en esta nueva bandera.

La agricultura celular utiliza la biotecnología en lugar de animales para producir carne. Las células madre se extraen sin dolor de los animales y se cultivan en un laboratorio. En 2013, la primera hamburguesa fue hecha por el profesor Mark Post de la Universidad de Maastricht a un costo de 250,000 euros. Desde entonces, la tecnología ha mejorado hasta el punto de que se puede cultivar un kilogramo de carne por tan solo 60 euros.

Esto llevó a la tecnología a dar un paso más allá, produciendo una carne “no animal”, o sea, que no contiene carne en absoluto, la cual está ya disponible en restaurantes de este nicho, donde la hamburguesa está hecha de ingredientes totalmente vegetarianos.

Hay un producto con el cual convivimos diariamente, el concreto, el cual es el segundo material más utilizado en la tierra después del agua y que en la industria representa el 5% de nuestras emisiones globales de CO2 porque la caliza caliente requerida en la producción libera CO2.

El Dr. Richard Riman de la Universidad de Rutgers, ha alcanzado la meta con un cemento que necesita menos calor para fabricar, utiliza menos piedra caliza que las tecnologías convencionales y absorbe dióxido de carbono a medida que se cura y endurece, sin embargo, el problema es su vida útil, ya que necesita reemplazarse en pocas décadas, ya que comienza a romperse y desintegrarse.

La respuesta provino del microbiólogo Hendrik Jonker, quién aplicó su conocimiento de cómo el cuerpo repara los huesos en concreto. Inventó un hormigón autorreparable mezclándolo con bacterias productoras de piedra caliza que sobreviven 200 años sin oxígeno ni comida, y una vez que se desarrollan las grietas, las bacterias se alimentan del agua y producen piedra caliza, que efectivamente sella la fisura.

La combinación de producción con bajo nivel de emisiones de carbono, absorción de CO2 y extensión de la vida útil detonará un nuevo amanecer en la construcción. Por primera vez en la historia, el concreto con carbono negativo está en juego.

 

Epílogo:

El tiempo comienza ser cada vez más corto, los avances cada vez más rápidos, pero las respuestas al hombre parece que no llegan, por lo que uno se debe preguntar: ¿la deshumanización del trabajo es una estrategia diseñada para generar grandes ejércitos de desocupados para ser absorbidos por el empleo precario, una situación peor que la actual? La robótica es la máquina de la máquina, mientras el hombre es la víctima de otros hombres, al final, la especie termina colonizando y dominando a sus similares.

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