Dr. Alfredo César Dachary

El denominado Producto Interno Bruto (PIB) de un país es uno de los indicadores que menos fiabilidad genera, no porque esté mal calculado, sino porque expresa resultados importantes pero no aclaran como se distribuyen éstos, en una sociedad que cada vez es más asimétrica pese a los esfuerzos por reducir estas diferencias, que tiene a más de la mitad de la población viviendo en la pobreza.

El PIB per cápita en cada país es una medida que no coincide con la realidad, ya que la gran asimetría existente en los países, especialmente de nuestra América Latina y el Caribe, hacen poco creíble este indicador. Sin embargo y pese a todo, México ha tenido una recuperación muy lenta luego de la crisis del 2008.

Al cierre del segundo trimestre del 2013, el PIB per cápita en México se ubicó en 10,689 dólares por habitante, todavía en niveles por debajo de los alcanzados antes de la crisis financiera internacional, cuando registró 11,230 dólares por cada mexicano en la primera mitad de 2008, según datos del INEGI y Banxico.

Datos del Banco Mundial (BM) revelan que el nivel del PIB per cápita de México se encuentra por debajo de países como Chile, Brasil, Argentina, Venezuela y Uruguay, o bien, de economías en crisis financiera como Portugal, Irlanda, Grecia, Italia o España y dentro de la región de América Latina, Chile es la economía con mejor nivel en este indicador con 15,363 dólares por cada habitante, seguida por Uruguay con 14,449 dólares y Venezuela con 12,767 dólares.

Para ratificar el hecho que el PIB per cápita no es una cifra real tenemos en el caso de México un ejemplo, ya que un grupo de inversionistas cuyo número equivale a 0.18% de la población del país concentró inversiones en el mercado accionario por un monto que equivale a 42% de la riqueza nacional, proporción que ha ido creciendo de manera constante en la última década según datos oficiales.

Las treinta y tres Casas de Bolsa que operan en el país tienen bajo su custodia activos de 206,315 inversionistas (0.18% de la población) por un monto de 6 billones 802,875 millones de pesos, cantidad superior en 6.7% a la de un año antes, informó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

El valor de las inversiones en la bolsa, respecto del tamaño de la economía, ha crecido de manera sostenida en la última década, de acuerdo con información de la CNBV. En una década, el número de cuentas que manejan las Casas de Bolsa que operan en el país creció en 44,819, mientras el valor de la riqueza concentrada en ellas pasó de representar 25% de la economía nacional al nivel actual de 42%, de acuerdo con la información de la CNBV.

Los capitales temporalmente invertidos por extranjeros en bonos del gobierno federal representan casi 80% de la reserva internacional de divisas del país, la cual se encuentra en su mayor nivel de toda la historia, indican cifras del Banco de México (BdeM).

También se afirma que hay un blindaje ante cualquier situación en base a grandes reservas, pero ocurre que según los datos más recientes del Banco central, el monto del acervo de divisas ascendió a 188,406 millones de dólares el 20 de junio del 2014, que en moneda nacional fueron equivalentes a 2 billones 451,608 millones de pesos.

En la tercera semana de junio, la inversión de extranjeros en valores gubernamentales se elevó a un billón 940,344 millones de pesos, como resultado del ingreso previo de unos 149,257 millones de dólares. Esto significó que tanto en moneda nacional como extranjera, más de 79% de la reserva internacional de divisas de México, para respaldar las transacciones comerciales y financieras del país, está constituido por capitales temporalmente estacionados en el país, esto es 4 de cada 5 dólares.

Según los indicadores oportunos del Banco de México, el arribo de capitales de extranjeros para ser invertidos en la compra de bonos del gobierno federal, denominados en pesos, ha tenido una elevación de alrededor de 8,500 millones de dólares durante 2014, los cuales intercambiados por moneda nacional fueron empleados en la compra de valores como los Certificados de la Tesorería de la Federación (Cetes), Bonos de Desarrollo (Bondes) entre otros, mientras las divisas engrosaron las reservas.

En el otro extremo de este asimétrico “mundo económico”, alrededor de 29.250,000 personas en edad y condición de trabajar, que representan 59% de la población ocupada, obtuvieron su ingreso de empleos en el sector informal de la economía, definidos por el INEGI como ocupaciones en las que el trabajador no tiene acceso a ninguno de los beneficios de la seguridad social.

Los costos de esta difícil situación económica y social son muy elevados en la población y un ejemplo de ellos es el hecho de que la Secretaría de Salud (SSA) informó a la Cámara de Diputados que el suicidio se ha agudizado con rapidez entre adolescentes y jóvenes en México, y se constituye ya como una de las primeras causas de muerte en el país.

La dependencia alertó que en las últimas tres décadas, el suicidio creció aproximadamente 30% en el país y hoy se ubica en un promedio de cuatro casos por cada 100,000 habitantes, y que el mayor riesgo es para la población joven. Explicó que en ese período, el índice de suicidios ha crecido uno por cada 10 intentos y en muchas naciones ocupa el segundo lugar como causa de mortalidad entre adolescentes, por lo que dicha conducta representa un problema de salud pública a escala mundial.

La pobreza, ese mal endémico, está en la base de estos problemas y es que la desigualdad del ingreso en México triplicó a la que se registra entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aseguró el secretario general de ese organismo, José Ángel Gurría Treviño.

El ingreso promedio de la décima parte de familias mexicanas más pobres cabe 25 o 26 veces en el que perciben las familias más acaudaladas del país, dijo Gurría, al participar en el Seminario de Perspectivas Económicas 2014, organizado por la Asociación de ex alumnos del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

Para los países de la OCDE, el ingreso de la décima parte de familias más pobres es una novena parte del que percibe la décima parte que se encuentra en la punta de la pirámide, expuso Gurría. Es decir, los más ricos ganan nueve veces más que los más pobres, una relación que se ha ido deteriorando en los últimos años como consecuencia de la crisis, y luego recesión, que estalló en 2008. América Latina ha sido tradicionalmente una de las regiones más desiguales, no de las más pobres del mundo y México se cuenta entre los más desiguales, según la OCDE.

Una de las mayores carencias de población que vive en la pobreza es la vivienda, y con la crisis miles de deudores de préstamos empleados para adquirir un departamento de interés social en áreas suburbanas con pocas opciones de transporte y servicios públicos, simplemente abandonaron sus viviendas, en lugar de continuar con sus pagos hipotecarios, sostuvo la firma de calificación de valores Moody’s.

Cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda ubican en 5 millones el número de viviendas abandonadas en el país, como expresión de un agotamiento del modelo de negocios y de financiamiento de esta actividad. La reforma fiscal recientemente aprobada en México, expuso Moody’s, también podría incrementar la morosidad entre acreditados de ingresos medios y altos, quienes estarán sujetos a una mayor tasa de impuestos, agregó.

El sector de la construcción representa cerca de 9% del PIB del país y es una de las actividades más relacionadas con el resto de la economía, de acuerdo con especialistas de BBVA Bancomer, el principal otorgante de préstamos hipotecarios en el país.

Otro indicador de la pérdida de ingresos que incide en la capacidad de pago, es el número de préstamos personales otorgados por la banca comercial que se encuentran en cartera vencida y el cual se triplicó en el 2013.

En el primer semestre de 2012, el número de créditos vencidos ascendió a 469,000, en tanto que en agosto de 2013, la cifra prácticamente se triplicó al llegar a 1.405,000 créditos; a su vez, los créditos con atraso, esto es, que no fue pagada la mensualidad en la fecha establecida, se mantuvieron prácticamente sin cambio en alrededor de 1.150,000 créditos.

El desarrollo sigue creciendo, pero la distribución continúa siendo asimétrica, por lo que el tema central del desarrollo del país no es la creación de riqueza sino la distribución de beneficios, un tema que no es lo de México, es una constante en Latinoamérica y cada vez es más evidente en los países “desarrollados”, como ahora lo vemos a partir de la crisis del 2008.

Hoy el país asume una serie de cambios profundos, resistidos por unos y festejados por otros, pero éstos hacen a las posibilidades del desarrollo de las grandes riquezas del país y no a la distribución de lo que esto puede generar, por lo que la discusión evade el tema central del problema: la asimetría como un modelo que afecta profundamente la sociedad en que vivimos.

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