“Las máquinas podrán hacer cualquier cosa que hagan las personas, porque las personas no son más que máquinas” Marvin Minsky (acuñó el término Inteligencia Artificial, IA).
Alfredo César Dachary.
El matemático Marvin Minsky, uno de los mayores impulsores del desarrollo tecnológico en el siglo XX, fundó en 1959, junto con el experto en ciencias cognitivas John McCarthy, el Laboratorio de Inteligencia Artificial y Ciencias de la Computación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, una de las instituciones de referencia en todo el mundo en biología computacional, robótica, teoría de la computación y sistemas de aprendizaje, abriendo así una nueva página en la historia de la ciencia.
De las ideas y esperanzas de estos científicos sobre la robótica y la IA se puede volar al otro extremo y encontrarnos con la genialidad de Stephen Hawking, quien ha sorprendido al mundo con su afirmación de que “…los ordenadores superarán a los humanos en los próximos cien años. Cuando eso ocurra, tenemos que asegurarnos de que sus objetivos coincidan con los nuestros…». Ésta y otras reflexiones más han puesto fecha al destino de nuestro planeta azul, a la vez que alertan sobre el problema ambiental y el que genera el avance incontrolado de la IA y con ello de la robótica.
De allí que disipar la ansiedad generada por el advenimiento de los robots se ha convertido en una de las principales metas del sector de los grandes corporativos a fin de reducir la potencial resistencia al avance de la robotización en desmedro del empleo humano.
Las reflexiones de algunos sectores no logran acallar el temor que ha generado a nivel mundial la declaración de enero del 2016 del Foro de Economía Mundial realizado en Davos, donde se habló de la tormenta perfecta y la caída de aproximadamente el 45% del empleo al final del primer cuarto de este siglo (2025).
El sentido común nos lleva a que cuanto más automatizados sean los puestos de trabajo, habrá menos puestos de trabajo para los humanos, sin embargo, las grandes corporaciones afirman lo contrario partiendo de la base que sumando robótica a los trabajadores se aumenta la producción de éstos, algo que se ha visto en la industria automotriz pero también con alta pérdida de empleos.
Según el McKinsey Global Institute, que realizó una investigación a nivel global y cuyos resultados están en un informe denominado “Un futuro que funciona: automatización empleo y productividad” del mes de enero de 2017, tiene un punto de vista optimista, quizás partiendo que un elevado grupo de personas en el mundo sobreviven en la pobreza, sin empleo fijo y ningún tipo de seguridad social, con lo cual se reduce mucho el mundo laboral.
A lo largo del tiempo, la automatización contribuye a mejorar la productividad, y en épocas donde el crecimiento de la productividad es bajo puede dar el impulso necesario para el crecimiento económico y la prosperidad, así como ayudar a compensar el impacto de la disminución de la población en edad de trabajar en muchos países.
El modelo de escenarios que plantea este Instituto parte de la base de que la automatización podrá aumentar el crecimiento de la productividad a nivel mundial de un 0.8% a un 1.4% anualmente, por lo que más de 2,000 actividades laborales en 800 profesiones, cerca de la mitad de las actividades por las cuales se pagan salarios equivalentes a $15 billones en la economía mundial, tienen el potencial de ser automatizadas si se adoptan tecnologías ya probadas.
Otra característica que derivó del estudio es que menos del 5% de todas las profesiones pueden ser automatizadas en su totalidad usando tecnologías probadas, sin embargo, cerca del 60% de todas las profesiones están integradas por actividades automatizables y que representan por lo menos el 30% de su total.
La pregunta central del estudio es saber cuántos puestos de trabajo humanos existentes están en riesgo de perderse debido a que pueden ser remplazados por los robots. El Informe de McKinsey Global Institute (MGI) que tiene aproximadamente el 50% del tiempo dedicado a actividades de trabajo humano en la economía mundial podría, teóricamente, automatizarse hoy en día, a pesar de que las tendencias actuales sugieren un máximo de un 30% hasta el año 2030, dependiendo principalmente de la velocidad de adopción de nuevas tecnologías.
Las predicciones promedio de dicho informe son: Alemania, 24%; Japón, 26%; Estados Unidos, 23%; China, 16%; India, 9% y México, 13%. Hasta el año 2030, MGI estima que entre 400 y 800 millones de personas necesitarán encontrar nuevas ocupaciones, algunas de las cuales aún no existen.
La otra pregunta es el saber cuáles son las actividades que tiene un mayor potencial de automatización:
- Actividades físicas predecibles, 81%
- Procesamiento de datos, 69%
- Compilación de datos, 64%
Otra de las preguntas que analiza este estudio es cuáles son los factores que afectan el ritmo y alcance de la adopción de estas nuevas tecnologías.
- Viabilidad técnica, la tecnología debe ser inventada, integrada y adaptada a soluciones para un uso específico.
- Costo de desarrollar e implementar soluciones, costos de hardware y software.
- Dinámica del mercado laboral, la oferta y la demanda, la oferta de mano de obra influyen en cuales actividades se automatizarán.
- Beneficios económicos, incluyen mayor producción y mejor calidad, junto con ahorro de costos de mano de obra.
- Reglamentación y aceptación social, aun cuando la automatización tenga sentido comercial, la adopción puede llevar tiempo.
Una cuestión básica es que los salarios y los niveles de habilidad son inversamente proporcionales al potencial de automatización ya que, en promedio, las profesiones con los salarios y requerimientos de habilidades más altos, que son los ingenieros, ejecutivos u otros profesionales altamente especializados tienen menor potencial de automatización, lo cual refleja la real correlación entre las habilidades y la automatización.
Básicamente todas las profesiones, ya sean de trabajadores altamente calificados o no calificados tienen cierto potencial de automatización, incluyendo a los altos ejecutivos; estimamos que alrededor del 25% del trabajo es automatizable, principalmente las tareas tales como analizar informes y datos para sustentar las decisiones, revisar los informes de estatus, preparar las asignaciones del personal, etcétera.
En el año pasado a nivel mundial, según el informe de McKinsey & Company, las actividades automatizables equivalen a 1,100 millones de empleados y que ello representa un total de $15,800 millones en salarios.
Actualmente las cuatro grandes economías (China, India, Japón y Estados Unidos) representan un poco más de la mitad de estos salarios y empleados; China e India en su conjunto representan el mayor potencial de empleos automatizables (más de 700 millones de empleados equivalentes a tiempo completo) debido al tamaño relativo de sus fuerzas laborales.
En Europa, el potencial es alto y de acuerdo al análisis, 54 millones de empleados equivalentes a tiempo completo cobran $1,700 millones en salarios, y están asociados con actividades automatizables en las cinco economías más importantes de la Unión Europea: Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido.
El análisis realizado por McKinsey & Company del potencial de automatización de la economía global muestra que existe una distancia entre los países de cerca de 15 puntos porcentuales, debido a dos factores que explican esta distancia.
El primero es la conformación sectorial de cada economía, es decir, la proporción de la economía nacional de los sectores como la manufactura, el hospedaje y los servicios alimentarios, los cuales tienen un potencial de automatización relativamente alto en comparación con la proporción que existe en sectores con un menor potencial de automatización, como es la educación.
El segundo factor es la conformación profesional de los sectores en los diferentes países. En otras palabras, en qué medida los trabajadores de estos sectores están en cargos con un alto potencial de automatización, tales como la manufactura y los que están en cargos con menor potencial de automatización como la gerencia y administración.
A nivel de conclusión, para entender el potencial de transformaciones tenemos que el porcentaje de automatización de cada país es en la actualidad, en base a sus desarrollos, el siguiente: Japón: 55%, India: 52%, China: 51%, Estados Unidos: 46%, G5 de Europa: 46% y resto del mundo: 50%. El impacto en los países será diferenciado y según este estudio habría tres escenarios que agruparían a los países en transformación tecnológica.
El primero son las economías avanzadas que incluyen a Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Corea del Sur, el Reino Unido y Estados Unidos, países con una fuerza de trabajo que está envejeciendo y un decrecimiento de la población en edad de trabajar, en este caso la automatización puede brindar el impulso a la productividad que requieren para lograr las proyecciones de crecimiento económico que de otra forma se les dificultaría obtener sin otros aceleradores importantes para el crecimiento en productividad. Estas naciones por tanto tienen un alto interés en adoptar la automatización rápidamente.
El segundo grupo son las economías emergentes con poblaciones que están envejeciendo: Argentina, Brasil, China y Rusia, las cuales encaran brechas en el crecimiento económico como resultado de una disminución en el crecimiento de su población. Para estos países la automatización puede aportar la inyección a la productividad que requieren solo para mantener el PIB per cápita actual.
El tercer grupo son las economías emergentes con poblaciones más jóvenes: India, Indonesia, México, Nigeria, Arabia Saudita, Sudáfrica y Turquía. El crecimiento continuo de la población en edad de trabajar de estos países puede ayudar a mantener el PIB per cápita actual, pero puede haber mayor crecimiento, con la automatización.
Como vemos desde el centro, Estados Unidos, a través de McKinsey & Company, hay una visión positiva, pero no son iguales los otros análisis realizados desde la periferia o desde fuera de los grandes corporativos mundiales, que serán los grandes beneficiados de este cambio.
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