Revolución, cambio o tiempo histórico

“Todo lo que es real en la historia humana se vuelve irracional en el decurso del tiempo” Friedrich Engels.

Las grandes revoluciones no han cambiado el destino de la humanidad, ya que el tiempo, ese implacable consumidor de ilusiones se encarga de diluirlas, transformarlas, reciclarlas, ya que las que le anteceden han realizado una parte del trabajo de las que vienen, en una relación poco profundizada.

Hablamos de las revoluciones que transformaron la forma de vida de la gente, desde el fuego a la agricultura desde el nomadismo al sedentarismo, éstas son las bases para la creación de nuevas sociedades, sobre las cuales se desarrollarán nuevos modelos políticos, religiosos, culturales y sociales

La modernidad que se inicia a fines del siglo XV es anticipada en occidente por el Renacimiento que comienza a sacar a Europa del oscuro medievo, para generar una realidad dual, por un lado, los países imperios o metrópolis y sus colonias, lo que significó la muerte de aproximadamente el 75% de la población conquistada, una parte por enfermedades que traían los conquistadores y otra por el trabajo esclavo y los exterminios. A la par, se destruyó su cultura y se autocalificó como bárbara o incivilizada, la mejor manera de descalificar para imponer una nueva idea del mundo y de los mismos colonizados.

Por ello es que la otra cara de la modernidad fue la colonialidad que se dio desde el momento en que Europa “descubre” nuevas tierras y las conquista, para así dar comienzo a cinco siglos de opresión colonial primero de las metrópolis tradicionales España, Holanda y Portugal, luego Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Italia y al final Estados Unidos, como heredero natural de Occidente.

La primera gran revolución política fue sin duda la que se dio en Francia a fines del XVIII, ya que la anterior fue la revolución de las colonias inglesas de América del Norte, hoy Estados Unidos, pero eso no fue una revolución fue el tradicional cambio de poderes entre dos clases dominantes diferentes, la de los que se consolidan en el poder en las colonias y las metrópolis, por ello esta “revolución” se olvidó de los pueblos originarios que fueron mantenidos como dominados y los esclavos traídos de África peor aún.

La Revolución Francesa fractura el viejo sistema y lo borra por un corto tiempo hasta que regresa más controlado o con nuevas alianzas entre los grupos emergentes, pero no como una revolución, y el ejemplo está vivo en el levantamiento de 1848 y la Comuna de París a comienzo de la séptima década de ese siglo XIX. En ambos, la represión violenta en nombre de la libertad y el orden legal, ocultó un verdadero genocidio; deberán pasar varias décadas para que Francia se ordene como República, pero el capitalismo como sistema ya estaba consolidado y le da forma a esta nueva democracia, muy diferente a la que se pensó en la Revolución Francesa inicial.

Haití fue un caso extremo, la primera revolución de los oprimidos de América, los esclavos de origen africano, Francia la mandó ahogar en sangre, práctica que se hizo costumbre en todos los alzamientos de las colonias francesas, siendo el más violento el de Argel en el siglo XX, con más de un millón de muertos.

En el siglo XX se dan tres grandes revoluciones, la mexicana (1910), la rusa (1917) y la china (1949) y una cuarta en la segunda mitad del siglo, la cubana (1959), las cuatro debieron enfrentar grandes resistencias de los poderes que representaban al sistema hegemónico.

Todas han tenido que luchar por sobrevivir, al extremo que la ex URSS colapsó y renació en la Federación Rusa, bajo el liderazgo de Putin, luego de haber sufrido un verdadero saqueo por parte de los grandes burócratas asociados a capitales externos y con ayuda del FMI y el Banco Mundial, entre otros.

Las cuatro grandes revoluciones duraron muy poco en sus ideas originales y luego tuvieron que ir adecuándose a los cambios mundiales de diferente manera. México hizo de la Revolución Mexicana, su bandera histórica, pero el cambio no fue el esperado y, salvo la etapa de Cárdenas 1934-1940, luego comenzó un verdadero capitalismo salvaje hasta 1982, cuando el presidente Miguel de la Madrid instala el neoliberalismo y luego Carlos Salinas de Gortari, lo ratifica con el TLC.

Ya ha pasado más de una generación bajo estas transformaciones, hoy hay una declaración de cambiarlo, pero es más retórica que realidad, un sistema consolidado es imposible por la vía que lo sostiene, el Estado de derecho, transformarlo porque sería una especie de suicidio de los grupos del poder. Por eso hoy México vive entre el cambio y la realidad de éste, una relación que políticamente es vendible ante los grandes grupos de pobres, pero operativamente es inviable a la hora de la negociación, sin caer en la confrontación.

La Revolución Rusa frente a gran resistencia de las potencias occidentales logró mantenerse, no sin antes perder su rumbo socialista a la muerte Lenin y la asunción de Stalin, transformando el modelo en un capitalismo de Estado, que sacó al país del atraso feudal para ser una potencia mundial en tecnología y militarmente, pero a un costo social elevado por un modelo rígido y ortodoxo.

Hoy Rusia recuperó su liderazgo, pero a partir de un modelo de un capitalismo con una alianza entre las fuerzas del nacionalismo ruso, la iglesia ortodoxa y los militares, para enfrentar los retos de sus logros militares y tecnológicos y defender un territorio, el más grande del mundo y con una cantidad de riquezas excepcionales, además de su vecindad con China, el nuevo poder emergente con quien ha logrado una alianza comercial y tecnológica.

La Revolución China fue cambiando desde 1927 como guerrilla rural a 1949, cuando luego de la derrota de Japón, enfrenta y derrota al nacionalismo chino apoyado por Estados Unidos bajo el férreo mando de Chiang Kai-shek, el cual debió huir a Taiwan para formar un gobierno propio bajo la protección armada de los aliados, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña.

La Revolución China triunfa como revolución comunista en 1949 bajo el mando de Mao Zedong, iniciando un proyecto de construcción donde las bases confucionistas y la ideología marxista se adecuaban a este complejo país, históricamente humillado y dividido desde varios siglos atrás, por diferencias con las  potencias hegemónicas, que frustraron su desarrollo y se apropiaron de territorio siendo los dos últimos resabios coloniales: la isla de Hong Kong y Macao, por ingleses y portugueses respectivamente, hoy reintegrados a China.

Pero luego de la revuelta de los 80´contra la denominada “Banda de los cuatro” logró imponer un modelo de desarrollo nuevo, que fue asumiendo un modelo capitalista, pero bajo una planificación rígida del Estado, iniciando un proceso que hoy lo coloca como el país con mayor producción y compitiendo con Estados Unidos por la hegemonía mundial.

La Revolución Rusa y la China tuvieron dos grandes victorias, que poco se habla. Rusia pasó de un país con una abrupta mayoría de analfabetos a ser el que tenía mayor número de ingenieros por habitantes a nivel mundial, lo cual lo llevó a encabezar la carrera armamentista y por el espacio desde los 50´. China ha sido el país que en el mundo ha logrado el mayor éxito en sacar población de la pobreza, más de 600 millones y el proceso sigue avanzando.

México es la segunda economía en Latinoamérica y la 15 a nivel mundial, con un gran potencial, pero como la mayoría de los países emergentes, con un elevado número de población viviendo en diferentes grados de pobreza.

Cuba, la pequeña isla caribeña, tiene un sistema de salud y educación reconocido mundialmente, aunque es un país de bajo desarrollo. Ninguna de estas acciones fueron una revolución, pero si un cambio muy importante para la humanidad.

¿Por qué no “triunfaron estas revoluciones”? es la pregunta, ya que hoy el mundo es globalmente capitalista, con una situación excepcional, como lo plantea Paul Mason, se han reducido los ingresos de la población, pero se ha aumentado el consumo, ¿cuál es el límite?

El capitalismo ha cambiado radicalmente de la primera a la cuarta revolución industrial, pero los cambios han ido acentuando la necesidad de buscar una alternativa; hoy el sistema plantea la renta básica universal para enfrentar la pobreza en los países ricos o los servicios básicos universales, por todo ello es que no habido cambio de era desde comienzos del siglo XIX en que se consolida el capitalismo, primero en una parte del planeta y luego a nivel mundial.

El cambio puede ser de diferentes maneras, pero ya se están dando y hay interesantes planteamientos en los cuales se comienza a ver nuevas opciones, para Paul Mason, economista inglés, la economía colaborativa es un paso adelante en cambios que seguirán cuestionado al sistema en profundidad.

El cambio climático, como continuidad del ecologismo, es una realidad que puede generar grandes cambios y afectar a las hegemonías dominantes, a la vez que profundizar las asimetrías existentes. El regreso de la religión y su empoderamiento por los pobres, es un elemento de control, pero también de poder cuyos límites aún no se han medido. En Oriente, la religión con mayores adeptos, el Islam, es un ejemplo.

Los nuevos modelos alternativos desde la economía circular, la economía colaborativa, la economía del bien común, las empresas BCorp, la financiación colectiva vía crowdfundingo las iniciativas ciudadanas de transición hacia una economía baja en carbono, que adquieren cada día más adeptos, y muchas más, plantean un cambio radical, no una revolución sino la recuperación de una esperanza y reducir las amenazas planetarias.

El eurocentrismo planteado “científicamente” como las Ciencias Sociales y las Ciencias en general están siendo cuestionadas, porque otros países con otra cultura, idioma e historia están construyendo su visión del mundo, y no plantean el reconocimiento de su “Ciencia” acorde a las realidades regionales del planeta.

En el Valle del Silicio se inició la implementación de la economía de la vida, para reemplazar el capitalismo de base humana por uno nuevo donde el hombre tiene un papel secundario, se anuncia como la gran esperanza, pero no se limita al trabajo, sino al control de la vida diaria, a la política y a la propia cultura. El mundo actual nos enfrenta a un mar de noticias, aunque la mayoría sean falsas; el mundo se inunda de rumores, esperanzas y expectativas, que es una forma más de alienación, pero a su vez es un arma que puede tener un doble filo, ya que esta sociedad del entretenimiento puede estar al final del último capítulo, y posiblemente a éste lo escriban de los que menos podría esperarse.

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