Utopías o alternativas de la nueva economía

“Las utopías nacen solamente dentro de aquellas culturas donde se encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció” María Zambrano.

 

El pesimismo se siente en el humor de la sociedad, a veces no hace falta ver cosas muy negativas para poder sentirlo, sin embargo, hoy estamos enfrentado a una de las últimas batallas del hombre, el de seguir siendo el eje de la sociedad, aunque pareciera humano centrista, lo es y no encuentro algo diferente que sea mejor.

Se puede leer en diferentes formas de medios y gobiernos históricamente libertarios que hoy caen en manos de lo creíamos se había superado: el racismo y su expresión política. Así tenemos el nuevo caso de Suecia, donde un ultraderechista y supremacista va camino al poder y en Italia, con la Liga del norte, no solo es regionalista sino también profundamente racista.

Hay otros casos más cínicos, en la tragedia actual de la migración masiva de africanos hacia Europa principalmente, todos juntos han promovido una política de frenar las migraciones, cuando hace un poco más de un siglo, África recibió a los buitres europeos que lograron la segunda gran destrucción, luego de la primera, la esclavitud, que sacó de su tierra más de 15 millones de africanos.

En esa misma época, Europa y principalmente la atlántica, había reconocido que gran parte de su población le estaba “sobrando”, y así se inició la gran migración hacia América, mucho más pobres que los que sacaron de su tierra en África, pero tampoco se olvidan.

En la segunda gran guerra, gran número de descendientes de esclavos y africanos de las colonias murieron en las trincheras defendiendo la “libertad”, ¡qué ironía del destino!, hoy mueren por querer llegar a la libertad; ayer era un honor hoy es un delito.

Primero fueron salvajes, luego atrasados, más adelante subdesarrollados, luego el tercer mundo, hoy la periferia y muchos otros nombres más, el centro, los países colonizadores, salvo el cambio de liderazgo de Inglaterra a Estados Unidos, siguen en el mismo lugar donde pueden explotar las riquezas del mundo bajo el disfraz del desarrollo, que más que una nueva utopía es una gran tragedia.

Este largo camino, de más de cinco siglos, tiene períodos diferentes en la medida en que el modelo colonial va cambiando y se refleja, en la academia, en las nuevas teorías, todas construidas desde las Ciencias Sociales que son la expresión “científica del colonialismo moderno”, a la cual se opone hoy un paradigma en formación alternativo a partir del pensamiento, lenguaje e ideas desarrolladas en el mundo colonial donde la tarea más difícil es entender el pasado, limitando la influencia del presente, dominado por las teorías construidas en base a su concepción central.

Esta explicación puede parecer fuera de lugar, si buscamos una línea de continuidad, pero es necesario para poder entender las visiones alternativas, que se construyen desde esta nueva sociedad hegemonizada por el pensamiento colonial expresado como ciencia.

Esto tiene historia y muchos ejemplos, pero quizás uno de los más emblemáticos fue Darwin, ya que la relación entre evolucionismo darwinista y teoría social es cualquier cosa menos simple. Las doctrinas de Darwin pudieron, efectivamente, influir o inspirar diversas propuestas sobre los modos de organización y funcionamiento de las sociedades humanas; a la vez de servir de argumento científico para el capitalismo.

Hoy, en el siglo XXI, se plantean nuevas teorías o experiencias camino a ser futuros paradigmas en la economía, que en realidad abarcan toda la sociedad, desde creencias, actitudes, cultura y demás partes del todo social, según Lefebre, ya que la obsoleta visión disciplinaria hoy es superada por la perspectiva multidisciplinar.

Estas propuestas de iniciativas alternativas no son la solución por sí misma, pero la solución según este colectivo se logrará recogiendo las distintas herramientas que nos proponen los diferentes modelos y aplicarlas según cada caso, cada territorio, porque son complementarias y no se excluyen entre sí.

Comenzamos por la Economía del bien común, que es planteada por el austríaco Christian Felber en el 2010 y que busca esta premisa como indicador de éxito, a diferencia del modelo actual basado en el crecimiento económico sin considerar la distribución como meta y medido a partir del PIB, una medición general que nunca concuerda con la realidad social. Este planteamiento como la mayoría se orientan a ciudades o poblados, donde es posible lograr una mayor integración de los actores sociales.

La propuesta se basa en maximizar seis dimensiones fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia social, respeto al medio ambiente, transparencia y participación democrática.

Para aplicarlo en una ciudad u otra realidad se parte de una matriz de bien común, la cual se logra de aplicar a cada grupo de la sociedad, como proveedores, rentistas, empleados, clientes y otros más y de la aplicación del instrumento de medición sale un puntaje para el grupo de actores que se le aplicó y ello permite identificar productos o servicios que más contribuyen al bien común.

Las experiencias son en municipios a través de las empresas y organizaciones del mismo, ya que los Ayuntamientos pueden ser excelentes actores para promover y desarrollar la economía del bien común, para pasar a los ciudadanos a saber que consideran calidad de vida, a fin de integrar un índice que mida calidad de vida y economía del bien común en el municipio.

El penúltimo paso es elaborar, con la participación ciudadana, los principios que deben regir a la economía del municipio, algo complejo de lograr y más de aplicar por las legislaciones existentes federales, estatales y municipales.

El último paso es ampliar el territorio de este programa a otros municipios de la región para lograr armar una economía regional de escala mayor. Hoy está en experimentación en varias comunidades con elevado nivel de desarrollo económico de Suiza, Alemania y Valencia (España), que representan más de 2,000 organizaciones pequeñas.

La Economía circular parte de una visión diferente a la actual que es lineal donde la generación de recursos, luego industrialización, van generando residuos, vertederos y emisiones, y el cambio se plantea a una de residuo cero. Para ello se reduce el uso de residuos no renovables y menores externalidades.

Este modelo se puede aplicar a una empresa, a una comunidad o a una región, y comienza con un largo proceso de repensar el diseño y la transformación de los residuos, reciclar todo lo posible.

Metodológicamente parte del estudio de los recursos y la energía empleada, para poder de allí diseñar procesos donde se reduce lo residual al mínimo y ello exigiría que los recursos se usen un tiempo más largo y que a su vez haya menos contaminación. Se estudia el ciclo de los productos y servicios. Por esta metodología se estudian las entradas y salidas de materia y energía en el proceso de transformación, las entradas son recursos y las salidas, contaminación.

Esta propuesta alienta nuevos modelos de negocios y la incorporación de nuevas tecnologías más limpias y utiliza para medir los efectos de su aplicación herramientas aprobadas por la Unión Europea como: la huella ambiental de producto y la huella ambiental de organización.

En Europa, hay un Acuerdo firmado por 200 Ayuntamientos en Sevilla, Ámsterdam, Londres y Copenhague que se han declarado a favor de la economía circular en las ciudades.

Un tercer modelo fue creado por Gunter Pauli y es la denominada Economía Azul, cuya base es la de imitar a la naturaleza al desarrollar modelos productivos y actividades humanas. En la naturaleza todo se utiliza, no hay basura y además hay innovación porque se van adecuando a cambios que emergen.

La Economía Azul es uno de los pilares de la economía circular, y la propuesta para aplicar en ciudades es la de transformar los modelos de producción y consumo siguiendo estos principios del modelo de la Economía Azul. Ha tenido aceptación en empresas de gran magnitud, pero no ha generado una estructura de trabajo en red entre estas empresas que lo aplican.

La Economía Azul ha generado en Europa más de 5,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido de más de 550,000 millones de euros al año, éxito logrado a partir de abrir un nuevo frente territorial: el mar, hoy sub-utilizado como fuente de recursos salvo la pesca y el petróleo, pero mal utilizado como vertedero de toda economía del “descarte”.

Faltarían otros modelos como la economía colaborativa y la economía social y solidaria, el modelo del movimiento en transición y las finanzas éticas, que hablaremos en otro momento.

En síntesis, estos planteamientos o modelos alternativos parten de ideas novedosas, éticamente correctas, pero el problema es que deben enfrentar a los azotes del siglo actual en esta primera parte, la deshumanización de la economía y la profundización del neoliberalismo, que nos harán retroceder más de un siglo en cuanto a la relación asimétrica de riqueza y pobreza. Sobre esta base, estas propuestas tienen solo asidero en los países desarrollados y se orientan a buscar una mejor calidad de vida y ambiente, pero dejando de lado la base del problema.

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