“El consumo colaborativo es el acceso a bienes y servicios sin detentar la propiedad de los mismos, a través de plataformas digitales”. Joaco Alegre G.O.
Alfredo César Dachary.
La economía de la que generalmente hablamos es la que se generó en la denominada era industrial donde las grandes máquinas producían, en lugares muy grandes pero integrados, millones de mercancías que eran transportadas por trenes, camiones o aviones a todas partes del mundo. Los grandes magnates tenían grandes mansiones, pequeños palacios modernizados y rascacielos, además de muchas propiedades.
Esta era creó una sociedad muy estructurada y poco flexible, que termina por estallar, en las últimas cuatro décadas del siglo XX, por la suma de revoluciones que comienzan con la revolución femenina y se amplían con la revolución informática y todas las grandes transformaciones que ha generado la tecnología.
El capitalismo de las propiedades ya pasó de moda, como acertadamente lo afirma Jeremy Rifkin, y ello se pudo ver cuando los grandes corporativos y empresas financieras quebraron todos sus bienes estaban en leasing, nada era propiedad, una antigua forma demostrativa de anclar el dinero; así comienza a moverse la sociedad sólida para pasar a transformarse en sociedad líquida.
Los grandes industriales se enfrentan a nuevas empresas que producen una mercancía muy diferente, es la producción inmaterial, que puede estar depositada en la “nube” en vez de bancos o bajarse a través de un software para su uso, una revolución que transformó una sociedad que había cambiado a comienzos del siglo XXI la forma de comunicarse y ahora esta nueva forma se adapta a la producción, principalmente de servicios
Así llegamos a la hoy emergente economía colaborativa, que abarca a todas las iniciativas que están basadas en las tecnologías de la información y comunicación, y que permiten la creación de redes sociales y portales, donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva: enfrentando lo viejo y obsoleto a lo nuevo y transformador.
En la vida cotidiana, la primera víctima global fueron los taxis, frente a Uber, un nuevo modelo de negocio que integraba todo lo más avanzado de la tecnología que vivimos, la banca electrónica, los celulares y la seguridad, una fórmula muy difícil de poder derrotar, en un mundo ya controlado por estas nuevas tecnologías.
Estos cambios generan grandes conflictos entre los modelos de la era industrial y los de la nueva era post-industrial, y un ejemplo de ellos es el que se da en la industria turística con respecto al alojamiento, en el enfrentamiento entre los hoteles con alojamiento regulado y los sistemas que propone la economía colaborativa.
Un ejemplo reciente lo dio la Asociación Empresarial Hostelera de Benidorm, Costa Blanca y Comunidad Valenciana (HOSBEC) que asegura que el mes de julio no ha alcanzado resultados históricos debido a «la fuga del mercado nacional y portugués hacia el alojamiento en viviendas que forma parte de una organizada economía sumergida».
Antonio Mayor, presidente de la HOSBEC ha reclamado una implicación más efectiva de todas las administraciones públicas ante este fenómeno y ha añadido que el esfuerzo por el reposicionamiento de la marca Benidorm por parte del sector del alojamiento reglado, en especial hoteles, campings y aparthoteles en bloques y conjuntos se ve muy mermado por la dejadez de las administraciones, en especial la local, ante una economía sumergida que no para de crecer, alimentando un modelo de turismo que es precisamente el que no queremos: un modelo presidido por multitudes en unidades de alojamiento pequeñas, con pocas o nulas garantías, de una dudosa calidad, sin gasto y con importantes costes para la ciudad en servicios por los que no contribuyen.
Así mismo, se ha destacado que las iniciativas y los acuerdos que desde la Agencia Valenciana del Turismo se han llevado a cabo con los principales portales para expulsar de la comercialización a todos los apartamentos que no cuenten con el registro preceptivo, pero esta medida debe complementarse con otras que tienen que poner en marcha las administraciones locales que hasta ahora han mirado para otro lado.
Por otro lado y en la misma zona turística española, Cataluña legalizará el alquiler de habitaciones y también se prevé una normativa para «alojamientos singulares» y condohoteles, según recoge un decreto de la Generalitat que estará a exposición pública hasta el 15 de septiembre.
Dicho decreto «completa el mosaico de oferta de servicios de alojamiento legal en Cataluña, racionaliza la normativa sectorial turística, reduce los costes regulatorios para el ejercicio de la actividad de alojamiento turístico y refuerza las herramientas de disciplina y control de esta actividad», según ha informado la Dirección General de Turismo.
La nueva regulación hace referencia a viviendas de uso turístico cedido por habitaciones, definido como vivienda que es el domicilio habitual y permanente de su titular y que se cede por habitaciones a terceras personas, de manera reiterada y a cambio de contraprestación económica, para una estancia de temporada, en condiciones de inmediata disponibilidad y con las características establecidas por reglamento, modelo que ya está comercializando Airbnb aunque aún no es legal.
También se prevé regular aquellos «establecimientos de hostelería que prestan servicios de alojamiento temporal en dormitorios, unidad de alojamiento que se puede comercializar por plazas en camas individuales, y además se plantean los «Alojamientos turísticos singulares», que se definen como lugares o instalaciones que permiten a las personas usuarias pernoctar a cambio de contraprestación económica y con las características que establece el decreto.
La nueva regulación también contempla permitir el régimen de condominio en la titularidad del inmueble sobre el que se constituye un establecimiento hotelero o de apartamentos turísticos, de manera que se permitirá la Propiedad Horizontal en estos establecimientos. Si hasta ahora el inmueble donde se ubicaba un hotel o apartamento pertenecía a un único titular, a partir de ahora se podrán vender individualmente habitaciones o estudios y apartamentos, en régimen de propiedad horizontal, según este nuevo decreto.
Este decreto también regula los campings que pasan a categorizarse con el símbolo de estrellas, que irán de 2 a 5, ya que una estrella sería el trailer park.
También se regulan las viviendas completas de uso turístico y los Ayuntamientos podrán requerir al propietario de la vivienda que informe a los vecinos de la finca de la apertura de la vivienda de uso turístico, previo a su puesta en funcionamiento, y además debe estar debidamente señalizada con el distintivo.
Un tema muy importante es la comercialización, ya que por este decreto todas estas ofertas turísticas tienen que estar registradas y tener su número de Registro de Turismo de Cataluña (RTC) para hacer una oferta turística legal. Por lo que respecta al ámbito de Inspección y disciplina turística, se dota a la administración de nuevas herramientas jurídicas y procedimientos para perseguir la actividad turística ilegal.
Y para hacer operativo este decreto se implanta la Ventanilla Única Empresarial como instrumento integrado administrativo de interlocución única con la empresa para facilitar los trámites administrativos y evitar que se tenga que acudir a diferentes administraciones.
En realidad el tema no es nuevo, ya que hace muchos años que los que tenían una segunda residencia y no la utilizaban en temporada la rentaban en forma directa, al igual de los que tienen departamentos cercanos a playas les conviene más la renta tipo hotelero que la tradicional por mes en temporadas altas.
Pero el cambio se da a partir que se conjugan situaciones nuevas, un cambio de costumbres de la gente que ha dejado el papel y ha entrado a navegar en la red y a buscar allí oportunidades, y además los grandes contingentes de jóvenes que buscan alojamiento muy barato para poder disfrutar las zonas turísticas y ellos son los grandes navegantes en la web.
Si a ello se le suman empresas de la magnitud de Airbnb, que plantean un modelo de negocio que da seguridades al igual que el caso de Uber, se forma la tormenta perfecta y se da el relanzamiento de lo privado e informal a competir con los alojamientos tradicionales y regulados que pagan todos los impuestos, otra diferencia con la economía subterránea.
Por ello, creímos prudente plantear este modelo que se está formando en Valencia y Cataluña para enfrentar algo que ya existe y evitar problemas mayores que afecten a las empresas en operación y al destino, ante hechos consumados que hoy se potencializan a través del comercio electrónico.
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