“Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro” Confucio.
Alfredo César Dachary.
Estas últimas semanas he estado escribiendo sobre el empleo y la robótica, entre la deshumanización de una gran mayoría y el “mundo feliz” de una minoría, ya seleccionada, que formaría parte de este grupo solo por dos razones: o porque puede pagarla o porque es necesario como científico, para poder sacarles más a esa nueva veta que plantea el posthumanismo.
Parece que el tema que está todos los días en diferentes artículos, no aún un problema de corto plazo para una humanidad, hoy enfrentada a conflictos regionales y globales muy fuertes y en muchos casos casi imposibles de poder evadir, como lo sería hoy el propio cambio climático y sus potenciales consecuencias.
Sin embargo, hace unos días una noticia nos llevó nuevamente a ese escenario de una realidad donde dominarán los robots y los hombres serán una minoría selecta, dedicada a la ciencia mayoritariamente.
Se trata de Neom, que es el nombre del proyecto geopolítico, postglobal y posible, que propone Arabia Saudita a sus dos potenciales socios territoriales: Egipto y Jordania para poner en marcha, una especie de «mundo feliz» tecnológico.
Lo que llama la atención es que el promotor de este proyecto sea Arabia Saudita, una monarquía absoluta inventada por la geopolítica inglesa del siglo pasado, con una sociedad totalmente controlada por una versión feudal del Islam y un “país” cuya economía se basa en el petróleo que ya ha comenzado a dar muestras de agotamiento.
Ésta no es una ciudad sino un territorio que se constituye, aún no hay los pactos internacionales para poder legalizar su existencia como país, protectorado o colonia u otra forma que se le pretenda dar; allí estará alojada una especie de arcadia tecnológica en medio de una zona prácticamente desértica, que le denominaron “Neom”, nombre que procede de Neo-Mostaqbal, o sea, Nuevo Futuro.
Así visto, parece más un sueño de una noche de verano que un capítulo mas de Las mil y una noches, pero el proyecto no es ingenuo ni inviable, por el contrario es un adelanto de un futuro que ya está llegando y cuyos componentes generales son sumamente interesantes.
Primero es un neo-Estado con nuevas características similares a lo que hoy es una de las estrellas más resplandecientes del neoliberalismo global, las “zonas económicas especiales”.
Las zonas económicas especiales (ZEE) existen en diferentes partes del mundo, como es el caso de Shenzhen, ciudad de Guangdong, República Popular China (RPC) que ha logrado el resultado más exitoso de la estrategia de reforma económica neo-institucional y de apertura externa de ese país en las últimas tres décadas.
Segundo, a diferencia de las zonas económicas especiales actuales, ésta es una combinación de una ciudad y área dedicada al avance tecnológico de vista al futuro, combinado con una zona comercial ya que está en la puerta del canal de Suez, la vía mundial más utilizada por el comercio global.
En tercer lugar, tendrá un régimen diferente al de Arabia Saudita, Egipto o Jordania, con el objeto de lograr componer el área turística y la tecnológica con las personas que se quieran sumar al proyecto sin la limitante de ese Islam arcaico.
En cuarto lugar, Neom sería una ciudad de la ciencia pero operada mayoritariamente por robots, donde los humanos serían los científicos y sus familias si viven allí o en la zona turística.
Quinto, se plantea una ciudad inteligente y por ello tendría todas las oportunidades de ser totalmente sustentable, ya sea por el transporte, la energía que se consuma, los alimentos producidos y los sistemas de tratamiento de aguas y operación de desechos.
En este proyecto aún queda mucho por definir, pero el gobierno saudí ya lo ha presentado como una propuesta de transformación de la economía del país y en cierta medida de la estricta norma de la sociedad local a fin de poder preparar a los sauditas para un futuro muy diferente al que hoy viven.
El territorio de esta región económica especial es de 26,500 km2 e integrará áreas de Jordania y Egipto, en las costas del Mar Rojo, frente a la vía que lleva al canal de Suez.
Se prevee una financiación internacional de capitales de Estados y privados de 500,000 millones de dólares como punto de partida de este proyecto, cuya meta es lograr una zona internacional económica especial que tenga en el 2050 el PIB per cápita más alto del mundo.
Este proyecto que estará dirigido por Klaus Kleinfeld, consejero del centro de investigación estadounidense Brookings, quien ya ha señalado las siguientes características del mismo:
- Energías limpias: será la máxima prioridad y para ello tendrá grandes plantas solares y eólicas, que aprovecharán el alto grado de energía solar que hay en esa región, así como los vientos que dominan esta zona desértica.
- La prioridad de hacerla autosuficiente es a partir de crear granjas verticales y, con ello, se podrá racionalizar el uso del agua y además se promoverá la investigación de nuevos cultivos en zonas áridas utilizando agua salada, que es abundante en esa zona. A ello se le sumará la puesta en marcha de invernaderos que funcionarán con energía solar.
- Los robots se encargarán de los trabajos más duros y de muchos servicios en la nueva ciudad, donde el tráfico aéreo de drones será habitual.
- Con una visión más de futuro, se tiene previsto el desarrollo de coches voladores con energía no contaminante.
El reino de Arabia Saudita ha definido a Neom del siguiente modo: «La región que se centrará en nueve sectores de investigación cuyo objetivo será el futuro de la civilización humana, incluidos el futuro de la energía y el agua, del transporte, las biotecnologías, la alimentación, las ciencias técnicas y digitales, la industrialización avanzada, la información y la producción mediática, el entretenimiento y la vida”.
Este proyecto pretende ser un puente entre oriente y occidente, ya que integrará personal altamente capacitado de los países que deseen colaborar en el proyecto o promover nuevas tecnologías.
Entre los paises que ya han planteado entrar al proyecto Neom está Rusia, con un alto nivel tecnológico y China, que ya ha logrado acuerdos en el área petrolera con el Reino Saudí.
La otra cara de la realidad
A veces el absurdo supera a la realidad y en este caso estamos frente a dos proyectos muy diferentes pero impulsados por países opuestos a las realidades que plantean. Así tenemos que, en el 2018, un grupo de habitantes de la ciudad de Stockton, California, recibirá dinero simplemente por existir, por vivir allí, en un experimento socioeconómico pionero.
Este proyecto se basa en la propuesta de un ingreso básico universal que una persona reciba en dinero y que eso le permita la subsistencia básica sin que para ello deba trabajar o realizar actividad específica. Esta es una propuesta que ha ido cobrando fuerza como una opción para paliar la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades, pero también es una expresión de los derechos humanos fundamentales, pues puede decirse que si una persona carece del mínimo para una vida digna, se encuentra en grave riesgo de que se le violen las garantías básicas.
Un antecedente de este proyecto, aunque tenga fundamentos y características algo distintas es el que se da en la actualidad en Alaska, un Estado de Estados Unidos, donde todos los residentes que cumplan ciertos requisitos reciben cada año un pago de dividendos de un fondo creado por los ingresos petroleros estatales, cantidad que ha fluctuado entre unos 1,000 y 2,000 dólares al año, y que en la actualidad lo cobran unas 640,000 personas que viven en Alaska y son beneficiarias de ese pago.
Pero el experimento con el ingreso básico universal que emprenderá la ciudad de Stockton es una primicia en Estados Unidos, pues aunque hay iniciativas privadas similares en otras zonas de California, será la primera emprendida por una entidad pública y, a la vez, es singular no solo por su lanzamiento sino porque Stockton, estaba hace unos tres años en la bancarrota.
El plan allí es seleccionar aleatoriamente a un grupo de habitantes (cuya población es de poco más de 300,000 habitantes) y asignarle a cada uno de los participantes un ingreso de 500 dólares al mes, para un total anual de 6,000 dólares.
Se trata de un dinero que no tiene ningún requisito ni actividad que deba prestarse a cambio y que al ser utilizado, no solo aportará a la persona beneficiada un poder adquisitivo para cubrir sus necesidades básicas sino que podría dinamizar la actividad económica en su comunidad.
Este experimento está financiado con un millón de dólares del Economic Security Project, organización que impulsa el esquema de ingreso básico y cuyos fondos iniciales fueron aportados por Chris Hughes (uno de los fundadores de Facebook y exeditor de la revista The New Republic). Su objetivo y el de los que impulsan ese proyecto es redistribuir parte de la riqueza generada por el conglomerado tecnológico de Sillicon Valley y para ello eligieron Stockton, una ciudad muy cercana pero que enfrenta fuertes problemas de pobreza.
Éstas son las dos caras de este complejo problema global del desempleo crónico creciente y el remplazo por una robotización ascendente, uno es mantener a los pobres como una raza de supervivientes y el otro es un proyecto de altos beneficios que les dará empleo y dividendos a una élite global.
Agregar comentario