Puerto Vallarta: el territorio en juego.

“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”. Ryszard Kapuściński.

Alfredo César Dachary.

 

Para Ramón Matías Mateo, uno de los expertos en desarrollo de territorios aplicados al modelo de desarrollo turístico, el “efecto Midas” en estos desarrollos ha generado los grandes escándalos urbanísticos, básicamente en las zonas litorales y sus periferias continentales.

La transformación de los municipios rurales en territorios urbanizados tiene sus mejores ejemplos en España y sus costas, del Sol y Blanca, algo que fue detalladamente analizado por Francisco Jurdao y, en América, los casos paradigmáticos de México, desde Cancún a Acapulco, o Los Cabos, entre otros destinos consolidados.

En estos últimos años, en Puerto Vallarta se han venido repitiendo por diferentes Ayuntamientos una serie de “errores” que nunca fueron reparados, y al poco tiempo fueron olvidados, pero que son hitos que están marcando el desarrollo de Puerto Vallarta como ciudad en proceso de expansión en base a la industria del turismo.

Ajustes de los planes de desarrollo urbano no suficientemente consultados y menos acordados, que han generado amparos y juicios, y autorizaciones de desarrollos en la montaña, como los que se pueden ver al llegar al centro de la ciudad, a grandes edificaciones que han afectado claramente la densidad de carga en todas sus dimensiones; las calles saturadas que generan contaminación por los autos y camiones, contaminación acústica y visual, entre otras.

Pero los problemas no solo se viven en la zona donde se asienta la actividad turística, sino que van más a las colonias, donde las inundaciones han puesto en estado de alerta a la población, un tema complicado ante la falta de credibilidad de los actores que deberían negociar estos temas cruciales para ciudad.

Hay muchos ejemplos, pero uno de ellos ya raya en el absurdo, y es que el Ayuntamiento vendió o pago con terrenos que más allá de que fueron valorados de manera muy por debajo de los precios de mercado, algunos de ellos eran espacios de tránsito, servidumbres de paso, cuya afectación genera un gran desconcierto en una parte de la sociedad porque se ve afectada en su calidad de vida y la valorización de su patrimonio.

Hablamos del caso de la calle Ignacio L. Vallarta y Francisca Rodríguez en la colonia Emiliano Zapata, área en donde había una escalera por donde transitaban los habitantes de la colonia, y que ahora será un edifico de varios pisos, anulando alguna áreas del fraccionamiento vecino, los cuales tendrán una zona sin luz por la futura nueva construcción.

Estos “errores” se van sumando y ahora aparece uno nuevo mayor que viene siendo planteado desde varios años atrás, y que consiste en comenzar a fraccionar parte de la montaña, que es el referente paisajístico base de este destino, ya que entre el pueblito mexicano que está muy alterado y las playas de la costa de la ciudad que son poco competitivas, vamos dejando a Puerto Vallarta sin grandes referentes naturales, que fueron la base de su éxito inicial.

El desarrollo de Puerto Vallarta está frenado desde hace más de una década por la falta de una voluntad política para negociar la costa de Cabo Corrientes, como Nayarit lo hizo con la costa de Bahía de Banderas, primero y hoy lo sigue por la de Compostela.

Esta situación obliga a que el municipio turístico, vea como única expansión la montaña, ya que el turismo tiene un sector empresarial, los desarrolladores que son los que van abriendo y desarrollando el territorio para la expansión de esta actividad.

Primero fueron los avances en la periferia de la ciudad que hoy están como mudo testigo de una irracionalidad de la especulación inmobiliaria para aprovechar una zona privilegiada de la ciudad. Luego de que se ve la posibilidad de estos desarrollos viene el ir sobre la montaña, en momentos en que “coincidentemente” se comienza a ver con mayor claridad el macro libramiento de Puerto Vallarta que iniciaría su construcción este año para concluir en el 2018, proyecto que entroncará con la vía corta Guadalajara – Vallarta, la cual también se encuentra en obras.

Se comienza a medir la “reacción popular”, porque la política aparenta no estar presente con el Proyecto Ameyalco, se lo plantea como un proyecto ecoturístico y con bajo impacto en los ecosistemas y que se compensaría porque generaría muchos empleos. Este proyecto inmobiliario se planteaba devastar 300 hectáreas de la montaña entre los límites del Ejido El Jorullo y el Ejido Puerto Vallarta, en una zona que se ubica arriba de Mismaloya, en el sur del municipio.

Este proyecto se presentó en 2012 y sus promotores plantean una propuesta que será de carácter sustentable, algo contrario a la realidad del proyecto que proponen, construir 961 cuartos hoteleros lo cual generaría una capacidad de alojamiento de 1,900 personas, que requeriría un número muy similar entre empleos directos e indirectos que plantearían o una nueva localidad o incrementar los asentamientos existentes para alojar a los trabajadores, de este mega complejo, que no se limita a los cuartos sino que también se desarrollarían áreas de ocio y entretenimiento, además de uso de la periferia para senderismo y otras actividades relacionadas con lo cual el impacto puede ser mayor territorialmente.

A esta primera parte de turismo de hoteles en el proyecto se le sumaban otra forma de alojamiento con 188 cabañas, las cuales tendrían una capacidad para 940 personas, con lo cual todo el proyecto podría alojar unas 3,000 personas, más los trabajadores y empleados que estarían directamente ligados a los proyectos o en la periferia con servicios y otros apoyos.

Esto llevó a que la ONG Nuestra Tierra, a través de sus expertos, sostuviera con toda claridad que esto no es un proyecto de bajo impacto, ya que implica la formación de una población urbana, y ello obliga a la creación de servicios, caminos, equipamiento en infraestructura y social, expandiendo así el impacto de la transformación territorial que se planteaba.

Este proyecto y el nuevo llevan a que el Ayuntamiento, ya enfrentado con una parte de la sociedad ante la presentación y aprobación del Plan Parcial de Desarrollo Urbano del Distrito 10, sostuviera en la reunión del Consejo Técnico de Ecología, que no se quiere el proyecto Ameyalco, el cual también está profundamente cuestionado por parte de la sociedad, aunque hay quienes creen que permitiría una mayor expansión del desarrollo del turismo aunque sin medir los costos que esto significa.

El actual Ayuntamiento aprueba, por mayoría que incluye a los partidos políticos sin excepción e independientes, el Plan Parcial de Desarrollo Urbano al Distrito urbano 4  y al Distrito urbano 10, lo cual ha generado una reacción de una parte de la sociedad porque considera que se afecta no solo el área paisajística de la ciudad sino la cuenca hídrica, los ecosistemas en conservación y se abre el camino a través del macro libramiento para urbanizar primero una parte, lo cual se puede ir extendiendo como ya ha ocurrido en la mayoría de las experiencias en zonas turísticas del país.

El Presidente municipal defiende el programa y sostiene que éste ha sido consultado con el Colegio de Arquitectos e Ingenieros, grupos ecologistas y otros, y que el único fin del mismo es el de “hacer cuidar y proteger nuestra montaña y este Ayuntamiento  se ha caracterizado por ser un cabildo abierto, donde se escucha, se propone y se toman decisiones”, lo cual en casos antes citados parece que fuera todo lo contrario, como es el caso de la calle Ignacio L. Vallarta y Francisca Rodríguez en la colonia Emiliano Zapata.

El tema que hoy nos lleva a escribir estas líneas ya se ha dado en varias oportunidades, lo cual significa que hay fallas estructurales en el actuar del municipio y el propio estado en el desarrollo del municipio de Puerto Vallarta y de la zona conurbada con Bahía de Banderas, que aún es una definición y suma de buenas ideas, desde la década de los 80´s.

Quintana Roo logró un corredor ordenado que le ha permitido extenderse por más 120 km, el cual fue realizado por autoridades federales. ¿Por qué Bahía de Banderas no puede tener algo similar, para disponer por las próximas décadas de territorios previamente definidos y prevenir las inversiones correspondientes para que el desarrollo no se transforme en un problema municipal inicialmente y luego estatal?

No creemos que es un tema solo ambiental, consideramos que es un problema de planificación y ordenamiento para lograr un verdadero desarrollo sustentable que esta región se merece por más de medio siglo de desarrollo turístico que la ha posicionado en el mundo como un destino atractivo, por haber logrado la gran combinación de naturaleza y cultura, la fórmula que sostiene a grandes destinos turísticos.

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