“Todos estamos en este planeta como turistas. Nadie podemos vivir por siempre” Dalái Lama.
El turismo de esta etapa postmoderna debe tener una gran flexibilidad dado los profundos cambios que sufre la sociedad y los nuevos retos que representan para seguir siendo una actividad global. Por ello es que los cambios se acompasan con las transformaciones de las opciones turísticas, la forma de gestionarlo, venderlo, en general, de imponer como se da a nivel mundial
Para el World Travel and Tourism Council (WTTC), el 2017 fue uno de los años más fuertes de crecimiento del PIB turístico en una década, ya que el incremento de esta actividad superó al desarrollo de la economía mundial por séptimo año consecutivo. Por ello es que la contribución del turismo a la economía mundial se situó el año pasado en el 10,4% del PIB global, sumando los efectos directos, indirectos e inducidos, según ha informado esta asociación empresarial global.
Como se ha venido dando en los años anteriores, los crecimientos más intensos se registraron en Asia, aunque en 2017 también han destacado países como Túnez, Turquía y Egipto, que en años previos tuvieron una fuerte caída por los impactos de la actividad terrorista, que se ha superado y hoy se están recuperando con fuerza, sin que se pueda afirmar que el terrorismo ha sido eliminado.
Pero para poder mantener estos niveles de crecimiento es fundamental el papel de liderazgo que se debe desarrollar en los países y en los destinos para garantizar que en éstos se lleve a cabo una planificación efectiva y estratégica del crecimiento, teniendo en cuenta las necesidades de todas las partes interesadas, utilizando las tecnologías más avanzadas en el proceso y buscando consolidar la sustentabilidad para reducir las amenazas a los destinos.
La contribución del turismo a la economía mundial fue en el 2017 de 2,6 billones, tomando solamente la demanda de viajes a nivel mundial ya que, si sumamos los efectos directos e inducidos del turismo, la cifra asciende a 8,3 billones.
Pero este crecimiento elevado tiene sus riesgos si no hay una mejor y más efectiva planificación en los destinos, como lo expresa el Foro Económico Mundial, el cual ha publicado su Informe Global de Riesgos anual, en el cual se destaca que la tecnología sigue desempeñando una función fundamental en la configuración del panorama global de riesgos.
En la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales (Global Risks Perception Survey, GRPS), el «fraude y robo masivo de datos» se clasificó como el cuarto riesgo global por probabilidad en un horizonte de diez años, con «ciberataques» en el quinto lugar. Esto sostiene un patrón registrado el año pasado, con los riesgos cibernéticos consolidando su posición junto con los riesgos ambientales en el cuadrante de alto impacto y alta verosimilitud del Panorama Global de Riesgos. Una gran mayoría de los encuestados espera que en 2019 aumenten los riesgos de ciberataques que lleven al robo de dinero y datos (82%) y a la interrupción de las operaciones (80%).
Este punto de vista entre las muchas partes interesadas que forman la muestra de GRPS también se comparte con la comunidad empresarial, como se destacó en el Informe Regional del 2018, las empresas consideran que los ataques cibernéticos son el riesgo número uno para hacer negocios en Norteamérica, Europa, así como en Asia Oriental y el Pacífico.
Esto indica claramente que las empresas de todos rubros, pero especialmente las que trabajan con mucha tecnología, necesitan reforzar la seguridad y la resiliencia cibernéticas para mantener la confianza en una economía digital altamente conectada.
Desde la perspectiva del turismo, éste se encuentra entre los sectores más retrasados en cuanto a la previsión de futura demanda de inteligencia artificial, según ha reconocido Andrés Pedreño, Director General del Observatorio de Inteligencia Artificial.
El problema se acentúa porque los países más turísticos como los del sur de Europa, España y Francia, entre éstos, no se están posicionando en esta tecnología que hoy ya se ha impuesto en las industrias de vanguardia, incluido el transporte aéreo, uno de los elementos centrales de la industria del turismo.
Por ello es importante que este sector, como tantos otros retrasados, que necesitan apoyarse en la inteligencia artificial para desarrollar su competitividad y su potencial de crecimiento, y en la actualidad no parece que están trabajando en ello, pese a las recomendaciones de los centros de vanguardia, como la Reunión Mundial de Davos.
Pero mientras los empresarios están demorando la entrada de la inteligencia artificial en sus negocios del turismo, los turistas tienen una visión muy diferente, ya que creen que la tecnología jugará a favor de la sostenibilidad, una de las mayores amenazas luego que se midió el impacto del turismo en la formación de CO2, que llegaba casi al 10% de lo generado en el mundo.
Es una contradicción invertida que sean los turistas quienes creen más en lo positivo de las nuevas tecnologías que los empresarios, ya que para ellos pronto estarán viajando en Trenes Hyperloop, volando en aviones supersónicos, viajando en autopistas “inteligentes” o en drones autónomos, todo lo cual ya es prácticamente viable.
Sin embargo, el entusiasmo por las nuevas tecnologías tiene su contraparte ya que creen en un nuevo modelo de viaje en el futuro y se sienten esperanzados, también a la vez conviven con algo inseguro, que se genera siempre al enfrentar cambios drásticos en diferentes modelos de transporte.
Esto se desprende de una investigación sobre el sentimiento del consumidor sobre el futuro de las tecnologías turísticas realizada por Travelzoo en colaboración con la ITB, basándose en una encuesta a más de 6,000 personas en Alemania, Canadá, España, Estados Unidos y el Reino Unido, grandes emisores y receptores mundiales.
Los consumidores encuestados prevén que, en el futuro, que ya ubican para el 2030, será algo habitual viajar en coches sin conductor en “autopistas inteligentes”, ya en fase de prueba, citado por el 51% de ellos; seguido por aviones propulsados por combustibles alternativos (36%) e Hyperloops (31%), que ya están siendo desarrollados por una variedad de marcas y nuevas empresas.
De ser una realidad esto, se reduciría bastante la huella generada por el turismo y lo haría más viable en el futuro, donde la sociedad cada vez tiene más conciencia de lograr un desarrollo sustentable, ante la gran amenaza ya evidente y con claras muestra de sus efectos en el cambio climático.
En otro tema de vanguardia de esta nueva sociedad red, tenemos las tecnologías de los Big Data e IoT (Internet de las cosas) que son herramientas potentes que permiten mejorar el conocimiento sobre las actividades y el comportamiento de los turistas en las zonas más visitadas de la ciudad.
Esta información es recogida y puede utilizarse para mejorar la gestión del flujo de visitantes y ayudar en la toma de decisiones relacionada con los servicios públicos a nivel del Ayuntamiento, ya que es él quien debe asumir el caos urbano que genera el turismo sin control y masivo que se ha venido dando en las grandes capitales europeas.
El objetivo de utilizar estas herramientas tecnológicas es transformar los conocimientos que proporcionan en beneficios tangibles tanto para los residentes locales como para los visitantes, ya que cada grupo podrá optar por rutas diferentes, espacios distintos y hacer más racional el uso de los espacios públicos en las ciudades.
Un ejemplo emblemático es el caso de la ciudad de Barcelona, que se ha convertido en uno de los destinos turísticos preferidos de Europa y el número de visitantes crece año tras año, como la reacción negativa de la ciudad a esta “invasión descontrolada”.
De allí han surgido muchos retos urbanos que deben gestionarse con el objeto de minimizar el posible impacto negativo del turismo en la ciudad y sus ciudadanos, así como mejorar y distribuir los beneficios más allá de las zonas cercanas a los lugares de interés turístico, para preservar los barrios más antiguos y emblemáticos de la ciudad.
Este proyecto se centra en cómo las tecnologías IoT y Big Data pueden mejorar todas las actividades de gestión, toma de decisiones y planificación que llevan a cabo las autoridades locales en relación con el turismo, el cual se ha experimentado en zonas de elevados patrones de movilidad de los visitantes como es la zona de gran interés turístico de la Sagrada Familia. Hoy, el auge del turismo y la recuperación de la profunda crisis del 2008 es un hecho importante, pero la necesidad de adecuarse a las nuevas tecnologías, le dará mejores oportunidades a ciudades y destinos, para poder mantener un crecimiento sin costos elevados como los ha tenido Venecia, Ámsterdam, Madrid y Barcelona.
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