El futuro es hoy, por eso no lo vemos

 “Interésate por el futuro, ya que es donde estarás el resto de tu vida” Anónimo.

El futuro es para algunas personas una verdadera incertidumbre, porque no se sabe que pasará en un mundo cambiante; para otros de optimismo, porque están trabajando en la construcción de él y creen en lo que vendrá; pero para la mayoría, el futuro no existe como meta, ya que la lucha diaria se ha transformado en su futuro que es solo sobrevivir, por ejemplo para los 820 millones de personas que pasarán hambruna este año 2019, según la FAO, que son la punta del iceberg de una gran mayoría de la población mundial que vive en la pobreza.

Esa minoría que espera un mejor futuro está financiando o trabajando en esta etapa del desarrollo del mundo, el futuro se construye y mucho más cuando los constructores están trabajando en un modelo disruptivo, que va a cambiar radicalmente el destino de la humanidad.

El capitalismo como sistema ha pasado de la existencia de dos grupos opuestos: los pobres y los ricos en el siglo XX y su aliado la clase media, a una nueva estructura social con tres niveles: los poseedores, los consumidores y los excluidos, los dos últimos son de diferentes grados de pobreza hasta llegar a la marginación.

Pero ¿qué es lo que entusiasma a algunos y hace temer a otros? La conquista y el poder tienen muy buenos redactores, que logran narrativas verdaderamente épicas que hacen de hechos sangrientos gestas históricas. En Estados Unidos, la especialidad narrativa se profundizó para masificarse más, y así se hablaba de los Presidentes que cuando eran niños repartían periódicos, trabajaban mucho y así se construyeron un gran porvenir, para ellos.

En la segunda parte del siglo XX, la historia se vuelve a repetir, pero en otro escenario y en una sociedad muy diferente, con el auge de la informática, en medio de varias revoluciones como la del consumismo, la de la juventud y la liberación familiar de la vieja estructura patriarcal, sin olvidar la liberación femenina y las pastillas anticonceptivas.

Allí la imagen era de jóvenes rebeldes contra el sistema estricto de las universidades y la sociedad, ellos siempre de jean, el 99% hombres, no aparece aún la presencia femenina, que inician sus negocios en el garaje de su casa, pero que estudian en las mejores universidades del país, son los nuevos revolucionarios.

La máscara cae muy pronto siguen vistiendo jean y no usan corbata; tenis y no zapatos negros formales, pero son los que se enriquecieron más rápido en la historia del capitalismo actual, gracias a los nuevos mecanismos financieros, a un Estado que tiene una estrategia global y entendió el valor de esta revolución para consolidar y transformar el sistema, sin cambiar su lógica central.

Los grandes avances científicos y su aplicación tecnológica se los presentó como formas alternativas para la salvación de una sociedad que estaba en crisis por el empobrecimiento que generó el neoliberalismo en América y Europa, sumados a la caída de la URSS y sus países asociados, que formó una gran masa de millones de ciudadanos antes amparados en un Estado del bienestar, y de golpe sin trabajo estable ni apoyos del Estado.

En la segunda década del siglo XXI se da el epílogo de la revolución digital, que abrió una nueva era al iniciarse en los 80´, generando un movimiento de propagación e infiltración exponenciales que hoy se ve hecho realidad en la interconexión global.

Así es como se sientan las bases para una nueva condición humana, más secundada o duplicada por robots inteligentes, la cual se considera como la última etapa antes de la “infiltración” generalizada de chips en el tejido biológico, que operará una cooperación permanente entre organismos y servidores deductivos, para orientar el curso de la vida.

Vamos a comenzar a convivir con seres con procesos cognoscitivos en incremento, seguirán creando y superándonos a nosotros en estas facultades de conocimiento, y con ello la actual inteligencia robotizada disuelve el fantasma de la creación artificial modelada a nuestra imagen y semejanza.

La gran paradoja es que los organismos cognoscitivos aumentados están basados en esquemas y procesos sin relación con el modelo humano, pero fueron diseñados por humanos y teóricamente serían controlados por ellos, para tranquilad del hombre, desde hace tiempo infiltrado por Hollywood con películas donde los robots intentan controlar y dominar al hombre, creando una perspectiva negativa de ellos como nuestros nuevos coterráneos.

¿Qué concepción teórica hay tras estas grandes transformaciones, de lo que se conoce, que posiblemente sea una parte muy pequeña de la realidad? El eje es el desmontar el modelo humanístico que se implantó con la modernidad y que ha sido la base de la democracia moderna, a partir del ejercicio del libre albedrio.

Yuval Noah Harari (2016) plantea la emergencia de una nueva narrativa; parte que los organismos son algoritmos, es decir, somos un conjunto de algoritmos diferentes que carecen de una voz interior, no tienen libre albedrío, menos alma. Esos algoritmos que conforman al humano no son libres, están modelados por los genes y las presiones ambientales y toman decisiones ya sea de manera determinista, ya sea al azar, pero no libremente.

         Este cambio de fundamento a la narrativa humana que plantean los tecnólogos de esta nueva revolución, que a su vez tiene una larga lista de críticos y detractores genera. en caso de ser asumido. una serie de consecuencias.

La primera y quizás de mayor impacto es que se disuelve el sujeto moderno, surgido de la tradición humanista e instituido como ser, singular, libre, consciente y responsable de sus actos, por el ejercicio de su libre albedrío.

La segunda, que ya se ejerce y con resultados, es el referente a la democracia representativa, la cual se desmorona y con ella el poder político basado en la deliberación y el compromiso de la decisión para, a su vez, conceder a los resultados estadísticos y a los algoritmos, la responsabilidad de instaurar y decidir las elecciones públicas. Aquí emerge una praxis de manipulación de las conciencias a través de los bots que siembran la lucha electoral de falsos rumores e ideas y terminan alterando la conciencia del ciudadano.  

El nuevo campo de lucha electoral está en las redes sociales, el nuevo instrumento son los bots, las falsas verdades, la lucha política se da en Facebook, en Twitter, en todos los escenarios de vinculación a través de la web; quedan desplazados los periódicos y revistas y reducido el impacto de la televisión.

Se reformula la marcha de lo social, transfiriendo la gestión de un extenso número de sectores desde los teléfonos, bancos y comercios, incluida las gestiones de gobierno a grandes sistemas reactivos y emprendedores encargados de potenciar las situaciones colectivas.

La experiencia cotidiana abandona en parte la aprehensión directa de las cosas, remplazada por un sinnúmero de aplicaciones, como es el uso del móvil y el GPS para llegar a un lugar, para las compras, para los pagos y demás actividades que antes se hacía “cara a cara”, hoy se reemplazan por un algoritmo.

Las profesiones casi sin excepción comienzan a ser complementadas con la tecnología, desde la medicina a la abogacía, con una robótica que logra superar plenamente y en menor plazo y, a la larga, a menor costo a un grupo de profesionales, algo que llega al transporte y al final a los propios aviones que volarán con un solo piloto.

Estos cambios no son en la superficie sino en la esencia de la sociedad, por ello es que se deben adecuar a los mismos, ya que el régimen jurídico no se confronta ya exclusivamente con la acción humana, sino que abarca una amplia serie de tecnologías, lo cual implica replantear un nuevo orden legal llamado a evaluar el grado de autonomía concedido a éstas como de responsabilidad directa o indirecta de su accionar.

Estos cambios tendrán un crecimiento geométrico ante el surgimiento de nuevas versiones de Inteligencia Artificial consagradas a extender nuestras facultades y nuevas maneras de aprehensión del mundo, de las que seríamos incapaces sin la ayuda de éstas.

El paso siguiente será el acoplamiento inédito entre organismos fisiológicos y códigos digitales, integrando las misiones de cada uno, creando lo que se define como Cyborg, que es el paso anterior a lo que se conocerá como la singularidad.

El matemático norteamericano Vernor Vinge sostiene que la inteligencia artificial generará una mejora biológica humana o interfaces cerebro-ordenador y serían las causas de la Singularidad 5 , que predice se dará en el 2030.

Estos profundos cambios van más allá del uso de la computadora o el Internet de las cosas, implican poner en competencia al hombre y robot, cuya capacidad de expansión de sus conocimientos es casi sin límites. Implica bajar al hombre del centro y ponerlo en un mismo plano que todas las especies vivas de la naturaleza y las tecnológicas que creó el hombre, un tema complejo que podría estar vigente en una década, o sea, en el corto plazo.

Agregar comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *