“La riqueza en el mundo es el resultado de la pobreza de los demás. Debemos comenzar a acortar el abismo entre ricos y pobres” Eduardo Galeano.
Alfredo César Dachary.
El mundo actual, como lo ha ratificado el grupo de poderosos que se reúnen en Davos, tiene que enfrentar los problemas insolubles que generado el neoliberalismo como una versión modernizada del capitalismo salvaje de comienzos del siglo XIX, por ello y no por casualidad, este grupo de grandes empresarios anualmente invita a una ONG dedicada a combatir y medir la pobreza en el mundo, OXFAM, y cuyo último informe es el que voy a comentar, para tratar de sensibilizar a los que creen que el problema es otro y no éste, un mundo que se empobrece cada vez más.
“Una economía para el 99%” es el nombre que ha tomado este informe anual, que se orienta a una de las luchas más amplias, ya que abarca todos los continentes y la mayoría de los países donde la pobreza es el nombre que asumen los millones de marginados de la sociedad del consumo.
Comenzaremos por los nuevos datos que entrega esta ONG que está formada como una verdadera confederación internacional a la que se han integrado un total de 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países.
El último informe que presenta esta organización es demoledor, hemos vuelto a épocas tan alejadas como los grandes imperios de la antigüedad, ya que tan solo 8 personas, los nuevos emperadores del mundo poseen ya la misma riqueza que 3,600 millones de personas que viven en la pobreza y representan a la mitad de la población mundial.
Todos los programas internacionales quedan al descubierto como un fracaso en el término más leve y un fraude en el más amplio, desde los objetivos de desarrollo del milenio a una larga lista de programas mundiales del Banco Mundial y otros organismos internacionales, que solo sirven a resultados inmediatos, pero no consolidan esta lucha contra la pobreza.
El Foro Económico Mundial que desde hace varios años recibe el informe de OXFAM, alerta de la grave amenaza que supone el incremento de la desigualdad económica para la estabilidad social y aunque las alertas suenan fuertes, rápidamente se olvidan. Por ello es que a pesar de que los líderes mundiales se hayan comprometido con el objetivo de reducir la desigualdad, la brecha entre los más ricos y el resto de la población se ha ampliado.
Es una situación insostenible, de la cual los países centrales son los principales responsables, pese a que en 2016 el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su último discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas recordó que “Un mundo en el que el 1% de la humanidad controla tanta riqueza como el 99% más pobre nunca será estable”, el drama es que él no ayudó a cambiarlo, como legado de 8 años de guerras, enfrentamientos y el drama de los refugiados.
El hecho que hoy ocho hombres, grandes empresarios, poseen la misma riqueza que 3,600 millones de personas es un recordatorio de que en sus países de origen la pobreza no se ha beneficiado de su riqueza, como son los casos de Carlos Slim de México y Amancio Ortega de España, países distintos, pero con muchos pobres; en México algo crónico y en España fabricado por la crisis del 2008 y la complicidad de una derecha histórica y una socialdemocracia inmoral.
Las cifras de OXFAM nos dicen que en vez de mejorar la tendencia es a profundizarse ya que, durante los próximos 20 años, 500 personas llegarán a dejar 2,1 billones de dólares a sus herederos, una suma que supera el PIB de la India, un país con una población de 1,300 millones de personas, y uno de los más asimétricos del planeta.
Otro dato que nos brinda OXFAM es que los ingresos del 10% más pobre de la población mundial han aumentado menos de 3 dólares al año entre 1988 y 2011, mientras que los del 1% más rico se han incrementado 182 veces más, haciendo posible una antigua concepción del desarrollo desigual y combinado.
Otra de las cifras de la vergüenza, la da el caso de que un director general de cualquier empresa incluida en el índice bursátil FTSE 100 gana en un año lo mismo que 10,000 trabajadores de las fábricas textiles de Bangladesh. ¿La esclavitud no se ha abolido?, ¿está renaciendo?
Un nuevo estudio del economista Thomas Piketty revela que en Estados Unidos los ingresos del 50% más pobre de la población se han congelado en los últimos 30 años, mientras que los del 1% más rico han aumentado un 300% en el mismo período. En Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años.
Si sigue esta tendencia, el incremento de la desigualdad económica amenaza con fracturar nuestras sociedades: incrementa la delincuencia y la inseguridad, socava la lucha contra la pobreza y hace que cada vez más personas vivan con más miedo y menos esperanza.
Pero el empobrecimiento de la sociedad no solo se da en los países “emergentes” sino en los centrales también, desde Estados Unidos donde los trabajadores blancos empobrecidos y una clase media agonizante hicieron posible el triunfo de Trump; así como el Brexit en Inglaterra, que redescubrió las grandes contradicciones sociales de base económica en el viejo imperio.
Dos ejemplos llaman la atención, el español, que forma parte del arco latino o la Europa del sur, menos desarrollada en referencia a los países nórdicos, la de los países cultos frente a los bárbaros, situación que hoy se ha invertido, y el de México, la economía más integrada a Estados Unidos, la 13ª. economía mundial y la con mayor asimetría de los países de la OCDE y de América latina.
España que hace unos años era la 9ª. economía mundial hoy está en el puesto 14ª., superada por México, antes muy relegado. La medición según el poder de compra ajustada remite a México al puesto 11ª. y a España al puesto 16ª., pero esto no salva a ambos países de ser ejemplos desde diferentes ópticas de países asimétricos, México desde hace mucho tiempo y España en este nuevo siglo y a consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Por ello es que en España se viven dos realidades contradictorias, algo similar a México, la existencia de dos realidades, ya que desde el 2014 crece el PIB mínimamente, pero la desigualdad se intensifica y la asimetría se profundiza y se hace crónica.
Por ello es que España es el segundo país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad, según la OXFAM, que es de 20 veces más que el promedio europeo, lo que ha derivado que la ciudadanía vive hoy peor que antes de la crisis.
En 2015, uno de cada cuatro españoles se encontraba en riesgo de pobreza y exclusión, mientras que la fortuna de tan solo 3 personas equivale a la riqueza de
14,2 millones de personas, lo que es igual a la suma de la población de la Comunidad de Madrid y Cataluña.
Cumpliendo con la ortodoxia del neoliberalismo, la derecha en el poder aplica una política económica que prioriza los beneficios empresariales y las rentas de capital, la especulación y sus diferentes formas de acumulación rápida. Para esto su política laboral es de bajar salarios en relación al poder adquisitivo, así tenemos que entre el 2008 y 2014, los salarios más bajos cayeron un 28%.
Esta asimetría de trato se reproduce en el sistema fiscal que recauda poco y mal, ya que la mayoría de las familias soportan el 84% de la recaudación fiscal frente al 13% de las empresas, otra causa que agudiza las asimetrías económicas y su impacto social.
Esto a su vez se profundiza más porque en España, los grandes grupos económicos han intensificado el escapismo fiscal con el uso de los 15 paraísos fiscales más agresivos, lo cual le genera pérdidas a la economía española de 1,550 millones de euros.
Lo que las cifras marcan está claro, pero es importante la percepción de la sociedad y según el pasado Barómetro, de noviembre 2016, del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), y tras dos años de crecimiento económico, el 73% de los encuestados en España piensa que la situación económica general es mala o muy mala. Ocho de cada diez (un 81,3%) considera que la situación económica hoy es igual o peor que la de hace un año y la mayoría considera que la salida a la situación de crisis y precariedad no parece cerca: el 62,2% piensa que dentro de un año la situación seguirá siendo igual o peor.
Durante los años previos a la crisis, las personas más pobres fueron las más castigadas. De acuerdo con la OCDE, la renta media en España cayó un 9 % entre 2007 y 2014, pero la caída de la renta del 10% más pobre de la población fue de más del doble: un 21%.
Por ello, el informe de Oxfam es bastante pesimista ya que las desigualdades se ahondan y retratan un país que avanza a dos velocidades, conformando una sociedad cada vez más polarizada. La concentración de la riqueza se consolida mientras se intensifica la caída de ingresos en los niveles más bajos. El incipiente crecimiento económico sigue beneficiando esencialmente a quienes más tienen.
En el caso de México, la investigación de Oxfam señala que el marco del lanzamiento de la campaña IGUALES pone en evidencia la importancia de combatir a la desigualdad en el país.
Mientras la riqueza de los cuatro millonarios más ricos de México representa ya el 9% del PIB mexicano, más de la mitad de los mexicanos (el 54,4% de la población) permanece en pobreza, es decir, más de 50 millones.
Es necesario reconocer la magnitud de la desigualdad que caracteriza a México, un lastre que, desde hace tiempo, ha limitado el crecimiento económico del país y lo ha sumido en un círculo vicioso de pobreza.
Si a esta cifra le sumamos lo que el CONEVAL define como carenciados sociales (por salud, educación y vivienda), la cifra aumenta a un 82%.
España y México han crecido pero los resultados se han polarizado transformándose en una verdadera situación alarmante, más allá de los otros problemas que hoy emergen y que están asociados a este modelo neoliberal.
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