“Tarde o temprano la disciplina vencerá a la inteligencia” Proverbio popular
Alfredo César Dachary.
Quizás este proverbio popular sintetiza la visión que tenemos desde el exterior de este enigmático país, que vivió encerrado en sí mismo hasta que a mitad del siglo XIX los norteamericanos abrieron sus puertas al comercio exterior por la fuerza bajo el mando del Capitán Perry y cuatro modernos barcos de vapor artillados, lo cual logró “disuadir a los japoneses de su cerrazón”.
El pueblo japonés es reconocido por su apego al trabajo, por sus artes marciales, por su tecnología, pero atrás de esto hay un país que fue tan sanguinario que la Alemania Nazi, al igual de fanático orgulloso, pero que tuvo que enfrentar el deshonor de la derrota y el fin del emperador como un Dios y asumir como propio el modelo norteamericano; debieron cambiar su forma de vida y asumir la del vencedor, que hasta la actualidad tiene una presencia masiva en Okinawa.
Pero estos trágicos primeros 50 años del siglo XX donde pasaron de ser un gran imperio casi “invencible” a las dos bombas atómicas sobre sus principales ciudades, han dejado una profunda huella, que ha marcado el comportamiento de la sociedad, que se modernizó y llegó a ser la segunda potencia del mundo, aunque hoy está en una larga crisis de la que parece no poder salir.
La crisis demográfica es quizás una de las puntas de este complejo iceberg, ya que de acuerdo con Naciones Unidas, cada día hay treinta japoneses menos en el mundo, y la ecuación va creciendo ya que a finales del 2015 año habrá 200,000 menos, y para el año 2050, Japón habrá perdido casi un cuarto de su población.
Japón ha sido históricamente y hasta hoy un verdadero país cerrado, con una mínima recepción de inmigrantes, muchos de ellos hijos de japoneses de las grandes colonias de inmigrante especialmente en Sudamérica, por lo que hoy el 99% de su población es étnicamente homogénea.
En plena postguerra y reconstrucción del país, en la década de los 60´, la población de Japón fue la primera en el mundo en hundir totalmente su fecundidad por debajo de la tasa de remplazo y su tasa de fecundidad total ha seguido su paso, por lo que hoy se encuentra en un sorprendente 1,1 hijos por mujer lo cual es la mitad del requerido para el reemplazo, y seguirá disminuyendo a 0,6 hijos por mujer en 2050.
Cuando las mujeres dejan de tener hijos, el resultado es inevitable, la población de la nación alcanza un pico breve para luego decaer. La población de Japón alcanzó un máximo de 126,5 millones hace dos años, y ahora es un millón menos, y esta tendencia se acelerará hasta que la nación esté perdiendo un millón de personas al año.
Otro tema importante es que el número de niños japoneses menores de 15 años se ha reducido durante treinta años consecutivos, de representar el 24% de la población a un 13% en el 2015. La población de Japón ahora tiene hoy menos niños de los que tenía hace un siglo debido, en gran parte, según los expertos en demografía a los cuarenta millones de abortos que ha sufrido desde que se legalizó la práctica en virtud de la Ley de protección eugenésica en 1949.
Por oposición y fruto de los grandes avances de la medicina y la alimentación, el número de personas mayores de 65 años se ha incrementado durante sesenta años consecutivos, ya que en 1952 era solo el 5% y hoy en el 2015 es el 23%, y se prevé que aumente al 43% en 2050.
Esta compleja situación ha llevado a que en la actualidad Japón es la nación más envejecida del mundo, con una edad media de 45 años, y ese porcentaje aumentará hasta un sorprendente 60 años de edad en 2050.
Desde la perspectiva económica se tiene cada vez menos trabajadores para soportar cada vez más personas dependientes, que no solo necesitan que se aporte a la economía sino ocuparlos para los servicios de apoyo a la tercera edad.
Se calcula que para el año 2025, el 70% del gasto público será consumido por los servicios de seguridad social del país, lo cual es muy elevado y además esto se da en medio de una economía estancada, situación que la gente toma en consideración para casarse y tener hijos, y esto trae aparejado estos índices regresivos, que anticipan que el problema puede ser todavía peor.
A partir de 1995, los políticos que gobiernan esta potencia económica han tratado de “reactivar” la natalidad sin éxito, por lo que la pregunta obligada es saber ¿por qué han fracasado? La respuesta se encuentra en las políticas públicas que le han antecedido a esta situación, las generadas en la postguerra, según las cuales las personas se transformaron en adictas a las cosas y a ello se les sumó la idea manipuladora del Estado por lo que los bebés son una carga, que interfieren en sus deseos y necesidades, y que además son un problema para el medio ambiente, Japón se sumaba así al mito de la sobrepoblación, lo cual hoy se ha reflejado en un país condenado a vivir su retroceso demográfico, que incidirá en la economía y en la propia sociedad.
Como parte de la búsqueda de soluciones, se ha levantado una interesante encuesta que mostró claramente los crecientes problemas demográficos y sociales de esta sociedad. Los hombres solteros han alcanzado una cifra récord, según la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Población e Investigación de la Seguridad Social.
Así los hombres solteros de 18 a 34 años se incrementaron en un 9.2% en relación a la encuesta anterior en 2005, y alrededor del 61% de los hombres adultos no casados no tienen una novia, mientras que la mitad de las mujeres adultas encuestadas no tienen un esposo o un novio. Pero la situación es más compleja ya que el 45% de los hombres y mujeres que no tienen una novia o novio o cónyuge pero tampoco están interesados en encontrar uno.
Otro hecho atípico respecto de la cultura actual de occidente es que una de cada cuatro mujeres y hombres en sus treinta y tantos nunca han tenido relaciones sexuales, según la encuesta.
Una gran mayoría de las mujeres y hombres solteros encuestados que se ubica entre el 86% y 89%, respectivamente dicen que un día quieren casarse, pero el problema que los detiene como un obstáculo difícil de salvar son los problemas financieros, ya que más del 40% de los encuestados dijo que las cuestiones de dinero eran la principal razón por la cual no se casaban. En la encuesta, 90% de mujeres jóvenes japonesas solteras prefirieron quedarse solas, lo cual complementa la visión de los hombres solteros.
Otro estudio realizado en el país a principios de este 2015 y realizado por la Asociación de Planificación Familiar de Japón mostró que 36% de los varones de entre 16 y 19 años eran “indiferentes o reacios” a tener relaciones sexuales, el problema es que este porcentaje es 19% mayor que el mostrado en una encuesta realizada en 2008, y como complemento de esta visión, el 59% de las mujeres adolescentes encuestadas dijeron que no estaban interesadas en el sexo, un aumento de casi el 12% en dos años.
Las estadísticas parecen respaldar el aumento anecdótico de los hombres herbívoros, un término acuñado por el autor Maki Fukasawa en 2006 en una serie de artículos acerca de la mercadotecnia dirigida a una nueva generación de hombres japoneses. Esto se complementa con un artículo que sacamos a comienzo del año sobre el sexo en el matrimonio que estaba en crisis y los hombres eran consumidores de sexo en solitarios en los box de los sex-shop, nueva rutina después del trabajo de más de diez horas.
Las encuestas aplicadas en el 2010 a hombres individualmente encontraron, que el 36% de los hombres japoneses entre las edades de 16 y 19 años se percibían de “herbívoros”. En dos estudios entre hombres solteros de entre 20 y 30 años se encontró que el 61% y 70%, respectivamente, se consideran a sí mismos hombres herbívoros también.
Este fenómeno, es visto por el gobierno japonés como una causa principal de la baja tasa de natalidad del país, lo que llevó al gobierno a proporcionar incentivos para las parejas que no tienen hijos, incluyendo pagos y atención médica gratuita, pero aparentemente esto no ha dado los resultados esperados.
Según este pensador japonés que los definió hombre herbívoro son «no exento de las relaciones románticas, pero tienen una actitud no asertiva, indiferente a los deseos de la carne», y para el filósofo Masahiro Morioka se define al hombre herbívoro como hombres que son «los chicos buenos de una nueva generación que no buscan agresivamente la carne, sino que prefieren comer hierba lado a lado con el sexo opuesto.»
Hace tres años, la mayor organización empresarial de Japón, Keidanren, ordenó a sus 1,600 empresas que proporcionaran más tiempo en casa a sus parejas casadas para aumentar la tasa nacional de natalidad. Sin embargo, las cifras de este último estudio sugieren que las parejas japonesas, por desgracia, no están haciendo su tarea.
Japón así entra en modelo demográfico de crecimiento negativo en un país donde la inmigración no es facilitada y donde la mayoría de sus vecinos asiáticos aún recuerdan las atrocidades que realizó el ejército imperial en sus poblaciones, un paso que se suma a la condena de un país guerrerista, que la derrota ha ido más allá de la rendición.
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