México: sociedad y violencia.

“Que el miedo no te impida denunciarlo” Anónimo.

Alfredo César Dachary.

 

Parece un cuento de terror ver los grandes indicadores de violencia que tiene México, entre los más elevados de América y del mundo, pero detrás de los fríos números hay uno muy oculto que emerge como tragedia diariamente y por el cual fue conocido México una década atrás, “por las muertas de Juárez”.

No fue un hecho aislado fue la expresión al menos 136 habitantes del Estado que se han suicidado en lo que va del año (83 en la capital del Estado), lo que representa un incremento de 61% en comparación con el mismo período, pero de 2015, cuando se habían documentado 84 casos.

Con base en el reciente Censo de Población y Vivienda 2015, la tasa de suicidios en México fue de 4.5 por cada cien mil habitantes, mientras en Yucatán alcanzó 10.5 por cada cien mil y se ubicó en el cuarto lugar nacional en ese rubro.

Según datos de la Fiscalía General del Estado (FGE) y de la Secretaría de Salud de Yucatán (SSY), en enero 10 personas se quitaron la vida; en febrero, 12; en marzo, 13; en abril, 24; en mayo, 23; en junio, 27 y hasta el 28 de julio, 27. Veintiocho eran mujeres y 108 hombres.

Víctor Roa Muñoz, director del Centro de Integración Juvenil (CIJ), informó que cada vez más menores de edad se suicidan.

De acuerdo con sus estadísticas, de las 28 mujeres fallecidas, al menos cuatro eran menores de 17 años (una incluso de 13 años). Mientras de los 108 hombres, nueve tenían entre 14 y 17 años.

En junio y julio se registraron picos hasta de 27 suicidios por cada uno de esos meses, y hubo un día, el 27 de julio, en que al menos cinco personas se suicidaron en distintos municipios.

La violencia de hoy es más fuerte que hace una década, los delitos contra las mujeres del feminicidio a las violaciones, desde el secuestro para ser vendidas a otro para utilizar sus órganos, algo que no es prioridad de México, sino que es parte de una tragedia global.

Los justificativos o interpretaciones ya no van solo por la pobreza, porque en el Estado de México, el más rico y de los más poblados del país, el 67% de las mujeres han sido violentadas alguna vez en su vida, 47% de ellas, víctimas de la actual o última pareja, por lo que el gobierno federal firmó un convenio de colaboración con el gobierno del Estado de México para combatir esta violencia.

El Secretario de Gobernación reconoció que muchas de las mujeres no denuncian porque no tienen a un lugar a donde acudir, además de toparse con la burocracia de las oficinas del Ministerio Público, lo que las hace más vulnerables.

Cada dos horas se comete un feminicidio en América Latina, denuncia la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se cometen 12 asesinatos contra mujeres al día y son motivados por razones de género; por ello, estos números convierten a la región en una de las que tiene mayor número de asesinatos de mujeres.

México tristemente está en el top 10 de países con más feminicidios por armas de fuego del mundo y durante 2015 se cometieron 2,555 feminicidios, de acuerdo con un reporte de Univisión y lo que no se plantea que siete de cada diez son realizadas por parientes directos.

En la mayoría de los casos, los agresores o los asesinos habían sido antes denunciados e incluso algunos de ellos estaban con medidas precautorias de no acercarse a la mujer y, sin embargo, llegan a cometer ese delito casi quedando en impunidad, según Nieves Rico, Directora de la División de Asuntos de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Según estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del año 2000 al 2015 se cometieron 28,710 asesinatos violentos contra mujeres, es decir, cinco diarios, lo cual reflejan un aumento de 85% en estos delitos, al pasar de 1,284 homicidios ocurridos en el año 2000; a 2,383, en 2015.

El rostro oculto de los feminicidios y, por ello es el más importante, son las causas que los provocan y las cuales reflejan la salud de una sociedad, ya que cuando ésta identifica que las autoridades no evitan, resuelven ni castigan a los agresores, los homicidios se reproducen, de acuerdo con Sergio González Rodríguez, médico y profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Se ha buscado solución al feminicidio, y como siempre se forman comisiones que terminan diluyéndose en la falta de resultados. La Alerta de Género es el instrumento que derrotará un mal que nace en el seno de una sociedad y permea a todo aquel al que se encuentra. Hasta ahora no da los resultados esperados, afirma Amnistía Internacional, al indicar en su informe que: “…en el país se asesina a siete mujeres a diario. Con frecuencia los casos de feminicidio no se investigan como tales y éstos no son atendidos por la justicia adecuadamente, lo cual termina generando un patrón de impunidad”.

Así mismo, a pesar de la creación de Ley General de Acceso a las Mujeres a una vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la tipificación del delito de feminicidio en 31 de los 32 Códigos penales de las entidades federativas, así como la derogación de disposiciones normativas discriminatorias y contrarias a los derechos humanos de las mujeres, los retos siguen siendo numerosos.

El crecimiento constante del feminicidio en México y muy a pesar de que el Secretario de Gobernación, les pidió a las legislaturas estatales homologar este delito en todo el país, parece que esa homogenización para darle más fuerza y evitar que en algún Estado se cobije estos deleznables sujetos, se los localice y tengan castigo adecuado a este horrible delito, no ha dado resultados positivos.

Para no limitar las violaciones y feminicidios solo al espacio social, tenemos un pésimo escenario de las mujeres que laboran en fábricas diversas. Así, en los pasados doce meses, 24,333 mujeres han sido violadas en México mientras se encontraban en su centro de trabajo, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016.

Un ejemplo nos da una muestra del despreciable papel del violador y mucho más de las autoridades de las empresas, de los médicos que no denuncian y de los jueces que hacen oídos sordos a este clamor de respeto a la dignidad humana.

Ha salido en la prensa el caso de una trabajadora técnica de PEMEX, la cual fue violada el 23 de abril de 2016 mientras trabajaba en el complejo petroquímico de La Cangrejera, de Petróleos Mexicanos en Coatzacoalcos, Veracruz, una de las zonas violentas del país, lo cual se refleja plenamente en este caso.

En el mes de incapacidad que tuvo por parte de médicos y psicólogos, la trabajadora solicitó reiteradamente a la empresa, incluido al Director General, que se le cambiara de área, siendo todo en vano, por lo que permaneció varios meses sin trabajo y tuvo que vender su auto para pagar la atención médica y psicológica que requería, por lo que la necesidad la obligó a regresar en enero a laborar, al mismo lugar, bajo las mismas condiciones.

El 4 de agosto del 2016 la volvieron a violar en su área y turno de trabajo, por un hombre con uniforme de Pemex, gorra de beisbolista y un paliacate que le cubría el rostro la tiró al suelo, la levantó del cabello y la llevó a la parte de atrás donde la golpeó y violó; le colocó un pañuelo en el rostro con olor raro y ella perdió el conocimiento. Este nuevo ataque la llevó a una ampliación de su denuncia, y solicitar cambio de situación, pero siempre se negó porque el sindicato controla las plantas, con una actitud ya conocida por todos.

Pero ésta no es, junto al feminicidio la única forma de violencia, hay otras como la que vive la población en el país, donde los pobres son el 46.2% (55 millones de personas); y de este total están en pobreza extrema, 9.5% (11.4 millones), a los que hay que sumar un número de carenciados, entre otras cosas, de seguridad social que perjudica a 62.6%, según el informe de Coneval y Unicef (2014).

De este grupo que llega a ser casi el 90%, la población de menores de entre dos y cinco años de edad es la que más sufre de pobreza, pues 55.2% está en esa condición y 13.1% vive en pobreza extrema, reporta el Informe Pobreza y derechos sociales de niños y adolescentes 2014, que elaboraron el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Los niños de este rango de edad enfrentan mayor rezago educativo, ya que asciende a 26.2%, mientras en el promedio general de menores y adolescentes es de 18.7%. Esto es así porque en el nivel prescolar no hay oferta suficiente y en muchos hogares tampoco los llevan a la escuela, indica el informe, ya que la carencia de seguridad social afecta al 62.6%.

Los indicadores de la pobreza en la población en general son más bajos; en esta condición se encuentra 46.2% (55 millones de personas), mientras en pobreza extrema está 9.5% (11.4 millones), indica el documento. En la medición de pobreza se incluye el ingreso, acceso a la alimentación, salud, seguridad social, servicios, calidad de la vivienda y educación.

De allí que los niños que viven con familiares de percepciones bajas tienen problemas para asistir a la escuela y es una situación que los coloca en inferioridad y falta esperanza en el futuro, dos condiciones que los llevan al trágico mundo de las drogas y de allí al delito.

No solamente tenemos un presente violento, sino que estamos fomentando un futuro peor para millones de “nini” (ni estudian ni trabajan), lo cual se transforma en un semillero de la violencia y sus costos; ésta es quizás la mayor violencia del país, la que hipoteca el futuro.

La subsistencia de la mentalidad misógina para unos y despreciable al pensar en la mujer de otros es la expresión clara de una sociedad con un presente muy difícil, que ha ido construyendo desde el final de las utopías y la imposición del neoliberalismo, el cual ha logrado superar ampliamente la expulsión de ciudadanos mexicanos ya que hoy son, entre nacidos en Estados Unidos e inmigrantes legales e ilegales, un 1/5 de la población total de México.

La reflexión final es preguntarnos, si la inseguridad que hoy vivimos, los niveles de homicidios, el gran número de desapariciones que ya superó a las dictaduras del cono sur, ¿quién es el responsable y quién la podrá enfrentar para revertir este cuadro oscuro?

La verdadera práctica de la democracia quizás sea el camino, aunque hoy en la era de la post-verdad, ésta es más un deseo que una realidad.

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