“Ningún hombre es demasiado bueno para gobernar a otro sin su consentimiento”
Abraham Lincoln.
Alfredo César Dachary
El Estado de Jalisco es uno de los más emblemáticos de México porque sintetiza en su tierra importantes iconos de identidad del país, desde el mariachi al tequila, expresiones de la cultura que ha sabido promover en el mercado del turismo, complementado por una gran diversidad de ecosistemas y culturas que van de pueblos originarios que se alojan en las inmensidades de la Sierra Madre a la gran megalópolis de Guadalajara.
En este Estado, cuna de la Guerra Cristera, pionero en la alternancia política que ha sido en las dos últimas décadas el escenario del gobierno de los dos partidos tradicionales del país, el PAN que lo oscureció por tres sexenios y el PRI, que regresó triunfante por poco tiempo de paz, que concluyó tras reiniciarse el enfrentamiento frente a los grupos del narcotráfico, se ha dado uno de los tres fenómenos más importantes en las elecciones de junio del 2015: el PRI perdió el Estado, el PAN el rumbo y el PRD a sus afiliados.
Ante esta situación, similar a un terremoto, por lo no esperado y por sus consecuencias, la pregunta respecto a lo que ha ocurrido en las elecciones de julio es una dicotomía: o bien representa una nueva forma de pensar de los jaliscienses o es una expresión de hastío de la política tradicional, que aunque maquillada por una nueva imagen, no pudo ocultar la realidad.
El porcentaje de votación cambió la geografía política del país, ya que hubo partidos emergentes que se posicionaron y partidos tradicionales que retrocedieron, y en algunos casos han caído más de lo esperado, mientras no logran llegar al 3% para sobrevivir.
El Movimiento Ciudadano, encabezado por Dante Delgado pasó del 3.23% al 6.10%, y Morena, el partido que lidera López Obrador, también de origen priista en sus primeras elecciones tuvo una votación del 8.39%, frente al retroceso del PRI, que pasó de 34.42% a 29.19% de votación; del PAN, de 26.96% a 21.02%; y el PRD, de 15.28% a 10.87%.
En el caso de Jalisco, el triunfo arrasador del Movimiento Ciudadano, es doblemente importante ya que este partido no es de presencia nacional, y triunfa en forma demoledora en uno de los Estados más emblemáticos del país, frente al PRI y al PAN, sus dos principales opositores.
El Movimiento Ciudadano gobernará a la mayoría de los jaliscienses en 24 municipios, es decir, a 4 millones 590 mil habitantes, más de 60% de la población en la entidad, la tercera en importancia económica de México y sumó además el control junto con el independiente, Jaime Rodríguez, de la segunda economía del país, el estado de Nuevo León, lo cual no es hecho menos y sumado al éxito de Morena en el DF, los partidos tradicionales empiezan a perder el poder históricamente acumulado.
Así el Movimiento Ciudadano ha sentado las bases, según sus dirigentes, para que en 2018 los ciudadanos construyan un proyecto político que venga desde la población; se van a dedicar los próximos tres años a la construcción de las fuerzas regionales para un proyecto nacional, lo que puede permitir un cambio de sistema, que sea construido desde abajo.
El otro modelo: Kumamoto.
Para poder hablar de este joven que retó al sistema que no lo tomó en serio hasta que triunfó, hay que partir de la base de lo que dicen personas de reconocida presencia académica que han trabajado con él, cómo es el caso de Margarita Sierra de la Plataforma Haz tu ley, que dice: “Kumamoto es el candidato que abre camino a una democracia de ciudadanos y ciudadanas y no de partidos. Es una muestra del poder ciudadano y es un privilegio trabajar con él.”
Para Jesús Ibarra, Doctor en Derecho Público que también trabajó con el diputado electo, su definición es muy concreta, “Porque la dignidad de la política sí es posible y por los recursos morales de Kumamoto ausentes en los demás.”
Pedro Kumamoto ya no cree en los partidos políticos pero, a sus 25 años, con un presupuesto de apenas 14 mil dólares y sirviéndose de Internet, este joven logró convertirse en el primer Diputado independiente del Congreso de Jalisco. Ésta es la única lograda por un ciudadano genuinamente independiente, sin afiliación partidista previa, y con escasos medios, modelo que podrán emular los miles de jóvenes mexicanos hastiados de los políticos y su corrupción complementada con la ineficacia.
Al festejar el triunfo frente a la Minerva, fue muy claro en su idea motor: »…hay una gran necesidad de tener esperanza y eso es lo que nosotros estamos articulando aquí. La esperanza de las personas por ver un cambio en la política, de estar al centro de ella y que no estén allí los intereses de los partidos políticos…», idea que es transversal a estas últimas generaciones de jóvenes desilusionados por la política.
Kumamoto pone en evidencia algo que ya había acontecido en Nuevo León, en la zona metropolitana de Guadalajara las sociedades con mayores niveles de educación y con mejores ingresos son las que reaccionan con mayor dinamismo, porque los que se empoderan de la necesidad de un cambio son los jóvenes con un nuevo paradigma de comunicaciones y una nueva visión del mundo.
Lo de Guadalajara, la zona metropolitana y lo de Kumamoto sólo se explica a partir del hartazgo, de la profunda desilusión en la clase política que no entiende cual es mundo actual y continua viviendo del compadrazgo, los abrazos y las comidas, como si el mundo no hubiera cambiado, por eso hoy se siguen preguntando, “¿Quién apago la luz?, sin mi permiso…”
Puerto Vallarta
La ciudad y el municipio de Puerto Vallarta densamente poblado emerge como la cabeza de una nueva megalópolis regional, con el centro económico en Vallarta, pero que se desplaza al norte por Bahía de Banderas hacia Nayarit, donde el turismo tiene cada vez mayores y mejores oportunidades.
Ciudad de inmigrantes de toda la geografía del país, más otros que vienen de otros países a este destino turístico internacional, esto le da la riqueza de la multiculturalidad, una diversidad de idiomas, culturas y tradiciones que se suman, se juntan pero sobreviven en este mundo del espectáculo como lo es una ciudad turística.
¿Qué ocurrió en junio 2015?, más allá de los resultados, que se repiten por segunda vez dejando al PRI que consideraba éste un feudo, fuera de lugar, ¿qué pasó, qué se hizo mal?
Habrá muchas interpretaciones, todas muy respetables, nosotros creemos que con el caso de Guadalajara y de Nuevo León, está emergiendo una nueva sociedad, donde los jóvenes están tomando partido no por los desprestigiados partidos políticos, sino por el cambio social, y eso es muy difícil de entender por el político tradicional que se guía por las apariencias y no la esencia del fenómeno, muchos dicen sí, porque él no está fuera de esta cultura.
Los cambios son muy fuertes, y comenzaremos por el independiente menos nombrado pero cuyo avance no puede ser soslayado ya que se enfrentó a poderes fuertes y respaldos financieros mayores, es el Dr. Francisco Sánchez, aspirante independiente a la alcaldía de Puerto Vallarta, logró sumar poco más de 5% y se colocó en el cuarto lugar en las preferencias.
Lo más difícil de entender es que el nuevo presidente electo para la presidencia del Ayuntamiento de Puerto Vallarta es el señor Arturo Dávalos, que si bien fue un militante del PAN, luego siguió al “Mochilas” en la aventura del Ayuntamiento anterior, pero en general es un actor nuevo poco conocido y quizás eso sea una ventaja respecto de los ya conocidos, que luego de este evento, han quedado al descubierto que son de representación “limitada”.
El cambio de sociedad, de reglas de comunicación, de problemas, en general implican un cambio de actores y eso es lo que presenciamos, en el mes de junio una nueva presencia de actores invisibles, que viven en las colonias populares y, por ende, carenciadas, ellos también se han hecho oír, el problema es que los sigan escuchando en este difícil camino de sacar a más mexicanos de la pobreza, el mayor mal del país.
Puerto Vallarta tiene una universidad pública, el Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, cuatro universidades privadas de una significativa magnitud, muchos centros de arte y una importante infraestructura de servicios, por lo que una vez más los cambios empiezan en lugares diferentes a los que creíamos que sería; esta transformación exige una previa modernización para hacerla posible, y el camino está avanzado.
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