Dr. Alfredo César Dachary
Lo que hoy es cotidianidad y casi una necesidad en un elevado número de personas de diferentes edades, países, lenguas o formación, décadas atrás fueron ideas, luego argumentos hasta que al final se integraron y llevaron a la práctica las redes sociales, ya que la teoría fue inicialmente propuesta en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, basado en la idea que el número de conocidos crece exponencialmente con el número de enlaces en la cadena, y sólo un pequeño número de enlaces son necesarios para que el conjunto de conocidos se convierta en una gran población humana.
Las redes sociales se basan en la teoría de los seis grados. Seis grados de separación es la teoría que sostiene que cualquiera en la tierra puede estar conectado a cualquier otra persona en el planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de seis intermediarios.
A mitad del siglo XX se acuñó el término red social por parte de los antropólogos ingleses John Barnes y Elizabeth Bott, ya que para ellos resultaba imprescindible considerar lazos externos a los familiares, residenciales o de pertenencia a algún grupo social, lo cual fue ratificado por el sociólogo Duncan Watts que aseguraba que es posible acceder a cualquier persona del planeta en tan solo seis “saltos”.
La red social es un nuevo tipo de una estructura social que se puede representar en forma de uno o varios grafos en el cual los nodos representan los actores y las aristas relaciones entre ellos que pueden ser de distinto tipo, como intercambios financieros, amistad, relaciones sexuales u otros.
Así mismo, las redes sociales se usan como un medio de ocio de distintas personas para realizar juegos en línea u otras actividades a partir de un tema común como son los chats, foros y spaces, entre otros. Éstas se clasifican de diferente forma; la primera, redes sociales verticales que están concebidas sobre la base de un eje temático agregado y su objetivo es el de congregar entorno a una
temática definida a un colectivo concreto.
La segunda, las redes sociales horizontales que son aquellas dirigidas a todo tipo de usuario y sin una temática definida, y se basan en una estructura de celdillas permitiendo la entrada y participación libre y genérica sin un fin definido, distinto del de generar masa.
Pero su uso está sujeto a un grupo, a un colectivo o en algunos casos a uno o varios operadores que tienen un interés especifico en la red social, que en este caso se usa como un campo de agresión y manipulación por parte de ciertos actores de grupos de poder en Estados Unidos.
Así tenemos un ejemplo de cómo el ejército estadounidense usa programas de inteligencia artificial con el objetivo de predecir la reacción de los usuarios de redes sociales ante su propaganda y, a la vez, desarrolla estrategias para neutralizar por esas vías e incluso erradicar a activistas, líderes políticos y periodistas que cuestionan las acciones del gobierno.
El Proyecto MINERVA está dedicado a estudiar los movimientos anticapitalistas. El mismo fue iniciado en 2008, coincidentemente fue el año de la crisis bancaria global y los socios de la Iniciativa de Investigación MINERVA del Departamento de Defensa van de la mano con las universidades “para mejorar la comprensión básica del Departamento de Defensa, de las fuerzas sociales, culturales, conductuales y políticas que son regiones del mundo de importancia estratégica para Estados Unidos”.
El objetivo de estas investigaciones sobre la dinámica de los movimientos sociales en el mundo es para poder neutralizarlos y erradicarlos con el fin de garantizar la hegemonía de Estados Unidos y confirman la prioridad del gobierno de ese país para desarrollar actividades de manipulación masiva.
Hace pocos meses, los medios de prensa revelaron el escandaloso experimento desarrollado en secreto utilizando a Facebook, mediante el cual se manipularon las emociones de unos 700,000 usuarios de la red social para conocer cómo respondían ante noticias positivas y negativas, algo vital, ya que en las redes sociales hay una pronta respuesta a hechos violentos o inmorales.
Este ensayo, que es éticamente reprobable, o sea, de nula aceptación social, manipuló el algoritmo de selección de las noticias para observar si existe un “contagio emocional” entre las personas, las cuales respondieron en la red mandando sus opiniones al respecto. Esto provocó indignación en medios sociales y suscitó análisis en diarios como The New York Times y The Atlantic sobre las implicaciones éticas de manipular los comentarios de los usuarios sin su consentimiento.
El portal digital SCGNews alertó que la investigación de Facebook pudo contar con la colaboración del Departamento de Defensa estadounidense, que es el que financia el denominado Proyecto MINERVA, iniciativa en la cual colaboran varias universidades de Estados Unidos y otros países. Para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), envuelta en un escándalo de espionaje a nivel global, el proyecto considera al mundo como un “territorio enemigo” que resulta necesario neutralizar, destacó el sitio en internet: blackagendareport.com.
El proyecto MINERVA financia investigaciones universitarias con el objetivo de entender mejor la dinámica social, cultural y política en diferentes regiones mundiales de interés estratégico para Estados Unidos, y es que a partir de las pesquisas, las autoridades militares de ese país pretenden estudiar desde 2008 cómo las personas se involucran en movimientos contra hegemónicos para derrocar el orden establecido a través de actos de desobediencia civil.
Se enmarcan estas investigaciones dentro de los llamados “estudios sobre terrorismo”, donde los seres humanos que participan en movimientos sociales son considerados como “contagiados” por vectores que propagan una enfermedad. El Departamento de Defensa pagó a investigadores de la Universidad Cornell, en Nueva York, para saber cuándo los movimientos sociales alcanzan una masa crítica cuya indignación expresada en internet marque un punto de inflexión que derive hacia revueltas callejeras y amenacen los poderes fácticos.
Pero no sólo en el campo militar tiene infiltraciones y manipulaciones en la red, sino en el otro, el empresarial y el civil, ya que según Carlos Miguélez Monroy, periodista y coordinador del español Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS) “A las redes sociales las controlan grandes corporativos, no son libres de intereses”.
En algunos casos, esos intereses trasnacionales han derivado en una estrecha cooperación con servicios de inteligencia y espionaje, como ocurrió con Google, Microsoft, Yahoo, Apple, YouTube, Skype, Facebook y las estadounidenses Agencia de Seguridad Nacional y Agencia Central de Inteligencia, según revelaciones hechas por Edward Snowden en junio de 2013. Cooperación que implicó el espionaje masivo e indiscriminado de los usuarios de esos servicios.
Hoy para comunicarnos tenemos que hacerlo por redes que no controlamos, como son Facebook, Twitter o Google y el peligro de todo esto es creer que somos más libres de lo que en realidad somos y por ello no debemos confundir lo que parece: decir lo que quieras en las redes sociales pero lo importante, no es el expresarlo sino el de saber quién te va a leer y cómo se va a utilizar.
Los ciudadanos deben y pueden hacer uso de las redes sociales asumiendo sus limitaciones y problemas, ya que no somos tan libres como creemos, pero hay que aprovechar las redes sociales que aunque no son perfectas y alguien las controla, al menos nos permiten dar a conocer algunos temas y gente que ellos no siempre controlan.
En Cuba advirtieron que tras el fracaso de Zunzuneo, la Oficina de Transmisiones para Cuba y el llamado servicio Martinoticias, instalados por Radio y Tv Martí, crearon también, con fondos secretos, una red denominada Piramideo, proyecto que facilitó a los usuarios la articulación de una red de “amigos” y ofreció la posibilidad de que una persona enviara a los miembros de su “pirámide” un mensaje de texto masivo por teléfono celular por el valor de un solo mensaje.
Las redes sociales son un avance en los movimientos sociales ya que permiten articular respuestas rápidas, información precisa, pero también tienen su lado oscuro por quienes la utilizan en una falsa lucha por la libertad, aunque ésta en realidad es la amenazada.
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