Turismo: un cambio de paradigma.

“Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Henry Miller.

Alfredo César Dachary.

 

Ya hace más de medio siglo que se realizó un importante seminario orientado a evaluar el desarrollo, los impactos, los costos y los beneficios del turismo, la primera gran evaluación en varios países, incluido México, de donde salieron los primeros análisis sobre estas experiencias no solo desde la perspectiva del turismo como negocio sino en relación con la sociedad de acogida.

El encargado de analizar estas experiencias fue Emanuel de Kadt, el cual logró integrar un libro “Turismo: ¿pasaporte al desarrollo?” que es hasta hoy un referente de su época y hasta la actualidad.

El texto rompía la visión idílica que se construyó con la paz al final de la segunda guerra mundial, y donde el turismo era considerado un camino para la paz, un mensajero de los pueblos para conocerse mejor y demás posturas ideológicas, que venían de un mundo que había pasado dos guerras mundiales con millones de muertos.

Este texto marcó el comienzo de la hegemonía de la Economía en el análisis del turismo, que lo consideraba en esa época como una exportación, con la diferencia que se consumía en el lugar de origen de la misma, época donde las divisas eran un bien muy preciado y de difícil acceso.

En la siguiente etapa entra la Sociología que estudió a la sociedad de acogida, los pueblos que sirven de apoyo o son parte de la formación de un destino y posteriormente con más fuerza la Antropología, que llega a uno de los puntos más difíciles de tocar, la relación entre el colonialismo y el turismo, un tema que es resistido por la profundidad de la brecha que abre y los temas colindantes.

A comienzos de este siglo y luego de tener claramente identificada la visión profética de Francisco Jurdao en su libro clásico “España en venta”, nos animamos a plantear una visión a partir de la totalidad que lograba y así poder romper el cerco que aislaba al turismo de otros temas y no lo dejaba integrarse a los propios del desarrollo del cual éste es un modelo fundamental.

La experiencia de Cancún nos había dado la pauta de que un destino construido desde los cimientos, totalmente planificado terminaba reproduciendo los mismos problemas que tiene cualquier ciudad del país con diferentes modelos económicos, situación que se aceleraba en la medida en que la ciudad crecía.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Bienestar Social (CONEVAL), el municipio de Benito Juárez, cuya única ciudad es Cancún, capital turística del Caribe mexicano, los indicadores de pobreza y asimetría social son similares a las medias nacionales, como vemos en el siguiente cuadro:

 

Indicadores %
Pobreza  
Población en situación

de pobreza

26,3 %
–       Moderada 23,1 %
–       Extrema   3,2 %
Población vulnerable por

carencias sociales

41,8 %
Población vulnerable por

ingresos

  4,7 %
Población no pobre y no

vulnerable

27,2

Fuente: CONEVAL. 2010

 

Estos datos nos sirvieron de referencia, para entender cuando en el 2013, se presentó la lista de municipios que requerían ayuda alimentaria estaba Benito Juárez (Cancún), Acapulco, Los Cabos, Ixtapa y muchos más.

 

El éxito tiene un costo

Cuando comenzaron los primeros estudios sobre los impactos del turismo en el medioambiente, la economía y la sociedad, se formó una idea errada de esta importante actividad, que consistía en pensar que solo el turismo genera estos impactos, que se repiten en todas las economías en diferentes medidas. En el turismo las asimetrías son más evidentes dado el tipo de dicotomía que se forma entre la zona hotelera y la ciudad dormitorio o áreas de apoyo.

El tema es que la asimetría proviene de una deuda social, que genera la falta de apoyo del Estado y no de los que promueven el turismo que están generando puestos de trabajo, además de capital que circula en estos destinos.

El problema deriva de la incapacidad de los municipios en destinos turísticos de poder dar respuesta a las grandes necesidades que generan los amplios procesos migratorios de campesinos pobres hacia estos lugares con abundante trabajo.

Pero los municipios no tienen ni el tiempo de gestión ni los apoyos económicos para poder enfrentar esas demandas de casas, servicios, transporte, salud, educación y mucho más, y es aquí donde vemos una gran carencia en este modelo como en la mayoría del existente, llámense de la industria automotriz, las ciudades manufactureras y otros.

Se requiere una presencia más activa de la Federación y los Estados en estos centros de desarrollo tan dinámicos, para evitar que se reproduzcan los “Acapulco”, posiblemente con nuevos modelos, como sería la adecuación de las denominadas zonas especiales en otros casos como en nuestra región Puerto Vallarta – Bahía de Banderas con la conurbación, que debería ser promovida desde el poder federal a los estados y de allí a los municipios, para poder lograr los apoyos que nos permiten reducir la deuda social y con ello las amenazas sociales, como la delincuencia, las drogas y otros males.

El tema es complejo, pocos lugares lo han podido lograr y en Latinoamérica está el caso de Curitiba como el ejemplo de una planificación y un instituto que controla la gestión de la planificación, para evitar alteraciones que derivan en grandes costos sociales.

 

La búsqueda de una respuesta

En la búsqueda de una respuesta hemos planteado un Observatorio Integral, propuesta que está comenzando a replicarse en dos casos de países con grandes problemas, uno es Honduras con su Observatorio del Turismo Sustentable y el Cambio Climático, con apoyo de la OMT y de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que hace el estudio social, económico y cultural del turismo en la zona de isla donde se va a implementar. Es una alianza de empresarios, gobierno y universidad.

En Costa Rica, en Puerto Limón con el Observatorio de Turismo en el Caribe, el cual abarca los temas sociales, económicos, culturales y los propios del turismo en el marco de un desarrollo sustentable, un observatorio en formación pero con grandes posibilidades junto al de Honduras de incidir en esta zona del Caribe occidental con todo tipo de problemas desde los ambientales a los de seguridad.

Este despertar no es coyuntural, es el fruto de una serie de estudios que se han hecho, especialmente los que realiza la Asociación de Estados del Caribe, para implementar la primera Zona de Turismo Sustentable del Caribe, el estudio realizado en el 2008 por la Universidad Tufts donde evalúa los costos de las islas ante el cambio climático, algo que supera en mucho a la capacidad económica de éstas.

Por ello, hoy nosotros planteamos el Observatorio Integral de toda la región turística que abarca el municipio de Bahía de Banderas y el de Puerto Vallarta, como respuesta para entender los problemas de diferentes niveles que se dan en estas regiones y más considerando que estudios recientes nos enfrentan a que en un cercano 2025 tendría la región el doble de población, lo cual implica trabajar desde ahora en buscar crear infraestructura a través de un sistema integrado de la región a partir de la conurbación o metropolización.

El turismo es el motor económico, por ello tiene un capítulo especial de evaluación y análisis en lo general y en segmentos particulares así como en actividades diferentes, pero por el otro lado veremos cómo vive y qué problemas tiene la sociedad de acogida, esa nueva sociedad formada por los que siempre han estado y los siguen llegando a esta zona de desarrollo.

Esto implica un cambio de paradigma, ya que el turismo moderno debe ser visto en toda su expresión y no reducirnos a solo el servicio, ya que por cada cuarto nuevo hay varias casas nuevas, bancos de escuela y camas de hospital que deben ser ampliados.

Pero conocer a la región de apoyo es ver las potencialidades de ésta para participar en el desarrollo del turismo en la región, ya sea en la parte rural abriendo productos novedosos como en el mismo poblado con sus cocinas tradicionales de todas partes del país, que son ya un patrimonio de esta región.

Así la visión integral nos plantea un reto para poder lograr un desarrollo más equitativo y con mayor participación de una sociedad que se forma a partir de la expansión del desarrollo del turismo.

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