La libertad: una utopía permanente

“La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida” Platón.

                                                        

         Parece como una verdadera broma de la historia que hace tantos siglos Platón planteara una visión de la libertad, que hoy no puede existir, ya que la sociedad que integramos y vivimos nunca podría asumir esta definición por imposibilidad de llevarla a cabo.

El capitalismo como sistema es mucho más que lo económico, ya que primero dominó la naturaleza, luego la técnica y hoy a los sujetos, haciendo de éstos nuevas máquinas, ya no solo para la producción sino para el consumo. Pero la habilidad histórica de este sistema es la capacidad de reciclarse y disfrazarse de lo opuesto a lo que parece y de que los actores de la sociedad lo crean como un acto de fe.

En el comienzo de los 90´se terminó el “cuento del lobo”, la URSS surgió y con ella la alianza de países que estaban integrados y de golpe dejaron de existir los temores del “enemigo” peligroso no solo por su poder sino porque era una amenaza para el sistema basado en la libertad, una nueva forma de enmascaramiento de un mundo cuya principal carencia es la propia libertad.

Cuando el 1% de los actores sociales controla más de la mitad de la riqueza y cuando más de la mitad del mundo más que vivir, sobrevive, la libertad se transforma en una novela más de las que editaban por miles principalmente en el mundo menos desarrollado.

La libertad implica la posibilidad de desarrollarse y no de sobrevivir, de crecer y no envejecer, todo lo que hoy se ha ido borrando en casi un cuarto de siglo del nuevo modelo conocido como el neoliberalismo.

Pero la libertad sigue siendo un derecho declarado, asumido, pero no ejercido por la sociedad moderna, quizás el ejemplo más fuerte es que el Tribunal Internacional de La Haya no pueda nunca perseguir a los criminales de guerras no declaradas contra los pueblos indefensos.

Por eso y muchas cosas más, la libertad ha pasado a ser una declaración, forma elegante de elevarse al Olimpo de la utopía, en el cual no entran las injusticias que minuto a minuto se dan en el mundo, a nombre de la propia libertad, desde la persecución a los inmigrantes a las cárceles, a los que resisten la opresión y ocupación de potencias extranjeras.

Pero la libertad es mucho más, ya que hoy asume una vez más el carácter de derecho sagrado por el cual uno puede jugarse todo, incluso la vida, y en este caso tomaremos dos ejemplos sacados de la misma sociedad alienada donde la libertad es un cartel, pero no un verdadero derecho en el sentido amplio en que lo expresaba Platón, y en la modernidad, lo cantaban millones de esclavos y pueblos oprimidos de la primera y segunda gran colonización del mundo que se realizó en nombre de la libertad.

El primero es un ejemplo que tomé de un documental que vi en Netflix, y que toca un tema que tiene muchas aristas, aunque no hay justificación alguna de manera aparente. El documental trataba el caso de las jóvenes, mayoritariamente universitarias, de familias constituidas de clase media en Estados Unidos, sin grandes traumas familiares, donde estas adolecentes optan por irse a las grandes ciudades para entrar en la creciente industria del cine porno.

Uno siempre parte del escenario negro, de que han sido violadas o ultrajadas por un familiar o persona cercana, o bien secuestradas por tratantes de mujeres o drogadas y muchas cosas más, pero aquí ocurre lo contrario, ellas ejercieron el “derecho a la libertad” y se fueron a la aventura del mundo “mágico” del cine.

Lo interesante de este documental es que transcribe las discusiones entre las adolescentes y sus padres, que no podían entender que las motivaba salir de su entorno seguro para esa aventura de final incierto.

La sorpresa es que las adolescentes lo consideraban como un derecho a su libertad, para poder conocer otro tipo de vida que en el corto plazo les da dinero y las podría encumbrar en este tipo de cine, donde los cambios son muy rápidos.

Esa visión superficial pero profunda da muestras del descontento de una sociedad regida por el consumo donde la única libertad es compararse, exhibirse, mostrar y generar efecto demostración, todo esto es un derecho que está ocultando otra cosa tras de sí, el manejo de tus datos personales, opciones y gustos para manejar mejor la propaganda y hacerte un alienado más en la larga marcha de verdaderos zombis del siglo XXI.

Esta posición de la libertad para vivir una fantasía y con ello hipotecar tu vida y hasta el futuro, tiene un símil en otra actividad también fuera de la ley, el narcotráfico, y esto ha ido saliendo al detener adolescentes que cuando se les pregunta sobre por qué tomaron este camino que en pocos años termina con su muerte, ellos también afirman que es un derecho de elección personal pero muy diferente al del caso anterior. La opción de esos adolecentes era la vida miserable de la pobreza extrema o una cierta opulencia de pocos años que les daba el trabajar en el narcotráfico y siempre elegían vivir menos y bien a sobrevivir como miserables.

Hay otros grupos de la población que viven en las calles y no aceptan el que sean llevados a residencias para estos grupos, ya sea de la tercera edad o personas con enfermedades crónicas, y el rechazo, se basa en igual criterio, no perder la libertad de jugarse la vida diariamente entre la limosna, algo que encuentra o la buena voluntad de algunos, un juego en el límite, que prefieren asumir.

Si estos casos extremos que tienen en común el asumirlos en nombre de la libertad como un derecho, que no se puede negociar, son un llamado de atención para esta sociedad alienada en el mar de las marcas y agobiada en su realidad de deudas del juego del consumo que es su vida, hay otros casos que sintetizan ambos extremos.

Hoy en día, el empleo tiende de manera inexorable y en todo el mundo, salvo excepciones, especialmente en Asia, a ir formando un nuevo ejército, antes los desocupados eran miembros del ejército industrial de reserva, hoy los desempleados forman una nueva tribu: los precaristas, cuya designación en inglés es el de los freelance.

En un estudio realizado por la plataforma Malt, para el caso de este grupo en España, la gran mayoría de los profesionales autónomos han elegido serlo de forma voluntaria, aunque esto signifique inestabilidad de los ingresos o las altas tasas a pagar, pero la libertad y la flexibilidad laboral son para ellos las grandes ventajas.

 La plataforma francesa Malt que pone en contacto a trabajadores y empresas, ha obtenido en su estudio un resultado difícil de creer, ya que el 84% de los encuestados confiesan que son freelance por una elección propia y meditada, un porcentaje que ha aumentado en un 10% con respecto al año anterior.

Por ello este resultado llevó a que se pregunte qué es lo que motiva a esta gente a seguir en el freelance, sin ninguna protección social y menos seguros que les garanticen una respuesta en un momento difícil.

Así el estudio arriba a que el 47% de los freelance dicen haber dado el paso por la sensación de libertad y la flexibilidad laboral que les permite esta manera de trabajar, y otra razón es las ganas de emprender y la casualidad, ya que para un 18% de los consultados explican que una oportunidad surgida por la decisión de una empresa les ha llevado a escoger esa opción.

Pese a la “mala imagen” que genera el vivir esta aventura de precarista ya sea como vendedor o distribuidor o haciendo trabajos de la profesión, solo un 8% sostiene se han cambiado a la tribu de los freelance por obligación.

Una vez más es la libertad y su consecuencia, la flexibilidad laboral, los motivos principales por los que se da el paso a este estilo de vida, que no se limita a los jóvenes que distribuyen cosas sino a profesionales en algunos casos de prestigio; será una verdadera forma de buscar a la libertad el camino que hoy siguen.

Las ventajas que más se valoran en la situación del trabajador autónomo destaca la de poder organizar el tiempo para conciliar la vida personal y profesional, algo que la nueva realidad laboral nos ha hecho retroceder un siglo, quemando en su camino todas las conquistas sociales en nombre de la competitividad y eficiencia.

Así mismo, hay un consenso del 75% de los entrevistados que se encuentra en ganar más dinero y además tener más tiempo para sí como profesional o persona en base a otros intereses.

 Los últimos datos del Foro Europeo hablan de más de 700,000 freelance en España y que esta tendencia no para de crecer, ya que desde el 2012 se ha registrado un 40% de incremento de estos tipos de actividad que tienen distintos niveles de profesionales y técnicos, y que es correlativo con la tendencia a la reducción del empleo fijo.

Así como la denominada economía colaborativa es uno de los elementos centrales en el caso de este modelo extremo del capitalismo neoliberal, los freelance pueden ser el nuevo mundo del trabajo en proceso de acomodarse a un cambio no siempre deseable ante la inseguridad que representa. Pero es la libertad de contratar lo que mueve a Uber, a Airbnb y muchas otras plataformas y que junto a los freelance podrían ser o bien el inicio de un nuevo cambio o una manera de enfrentar un modelo caníbal que se alimenta de empleos humanos en favor de las grandes tecnologías.

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